Anarquismo en México: Ricardo Flores Magón

A propósito del aniversario de la muerte de Ricardo Flores Magón (21 de noviembre de 1922 en los EEUU), figura imprescindible para comprender el hecho más importante de la historia del siglo XX  en México: la revolución de 1910-1917. Es en este contexto –junto con Emiliano Zapata–, el prototipo de luchador social indoblegable, de una entereza intelectual y moral excepcional. Nació el 16 de septiembre de 1873, en el sureste mexicano, en el poblado de San Antonio Eloxochitlán del estado de Oaxaca (Zertuche, 2000: 13).  Además estaba Jesús y Enrique eran tres hermanos de una modesta familia de tradición liberal juarista. Tuvieron  oportunidad de convivir de cerca con los indígenas mazatecos, de conocer sus formas de organización social y laboral; esto fue significativo para la formación de su pensamiento, esencialmente comunitarista.

Jesús, Ricardo y Enrique Flores Magón eran los hijos del coronel Teodoro Flores y de Margarita Magón. Los historiadores y los hagiógrafos han identificado con frecuencia a Teodoro como indio y a Margarita como mestiza. En sus memorias, Enrique dice que su familia provenía de los aztecas que conquistaron la región superior mazateca de Oaxaca y que Teodoro era el anciano mayor de su “tribu”. Vale la pena analizar con cuidado este relato de Enrique porque es muy revelador de la forma en que los ideales de pureza distorsionan los hechos para crear una memoria histórica (Claudio Lomnitz).

 

Esta historia fantasiosa —sacada en parte de la idea de Marx del “comunismo primitivo” y en parte de la novela de Bruno Traven, La rosa blanca— hace referencia que Enrique estaba decidido a promocionar la imagen de que su familia pertenecía a la nobleza indígena, a pesar de la cantidad de datos en contra que él conocía. Atribuirse un origen azteca era la manera que tenía Enrique de darse una genealogía alternativa frente a la jerarquía de clase del México moderno (Claudio Lomnitz)

Los miembros del movimiento estudiantil de 1892, entre los cuales estaban los tres hermanos Flores Magón, veían a los aztecas como un imperio floreciente y esplendoroso, donde “el arte y los artistas, la ciencia, la literatura y la industria resplandecían por doquiera”. Los regímenes opresivos posteriores habían degradado todo eso, de tal manera “que toda la ilustración actual se reduce a contar hasta 100, a rezar un padrenuestro; muchas veces en su idioma o dialecto, porque no saben el castellano, y a tejer un mal jergón para envolver sus carnes” (Claudio Lomnitz).

Blanquel se expresa fundamentalmente en artículos periodísticos, manifiestos y cartas, además de los discursos que fueron registrados y algunos dramas. Ricardo Flores Magón no es un teórico en el estricto sentido de la palabra, es más bien un hombre de acción (1885: 31) que utilizó los recursos a su alcance para educar, organizar y animar al proletariado mexicano en su lucha por la emancipación.

Es conveniente resaltar que la vida Ricardo transcurre en las cárceles, tanto de México como de Estados Unidos. En la prisión de Leavenworth, Kansas, EEUU, encuentra la muerte la mañana del 21 de noviembre de 1922 en condiciones sospechosas (Zertruche, 2000: 63).

EL pensamiento de los hermanos Flores Magón es inagotable, pero nos interesa resaltar dos aspectos del mismo la libertad y su ideología de Ricardo.

Libertad. Para Flores Magón, la libertad es la aspiración máxima del hombre, aunque es preciso reconocer que la percibe de una manera abstracta, idealizada. Distingue entre libertad económica y libertad política: la libertad económica la define como la “posibilidad de vivir sin depender de nadie” (Flores Magón, 1993: 99), la entiende como la emancipación del trabajo explotado, teniendo como referente obligado la propiedad de la tierra, adquirida originalmente por medio de la violencia; por lo que respecta a “la libertad política requiere de la concurrencia de otra libertad para ser efectiva: esa libertad es económica” (Zertuche, 2000: 156).

Concepción ideológica. La ideología de Ricardo Flores Magón es sin duda el anarquismo. Esta es su concepción política. Son obvias sus fuentes, mismas que él mismo cita, con respecto a Bakunin, Kropotkin y otros. Matizando las particularidades de su propuesta, se puede decir que es anarco-comunista, según él mismo se define; y además por la incorporación a las propuestas básicas del anarquismo (contra la autoridad, el capital y el clero), de algunas ideas de raigambre marxista (las clases y la lucha de clases, la propiedad privada como fundamento del capitalismo, el partido como instrumento organizativo, entre otras). De su ideología dice: “El anarquismo tiende al establecimiento de un orden social basado en la fraternidad y en el amor… El anarquismo aspira a establecer la paz para siempre entre todas las razas de la tierra, por medio de la supresión de esta fuente de todo mal: el derecho de propiedad privada” (Flores Magón, 1993: 138).

 Es de suma importancia la concepción anarquista del revolucionario, ya que se enmarca entre las posiciones más importantes de la escuela en mención, mereciéndose lugar como uno de los principales teóricos de esta propuesta en la escena de la Revolución Mexicana como la más importante, además, de ser el precursor de la misma.

 

Frases celebre de Ricardo Flores Magón:

 

  • El abismo no nos detiene, el agua es más bella despeñándose.
  • Mientras el pobre se conforma con ser pobre; mientras el oprimido se conforma con ser esclavo, no hay libertad, no hay progreso. Pero cuando la discordia tienta el corazón de los humildes; cuando viene y les dice que mientras ellos sufren sus señores gozan.
  • Ten fe en el progreso. La madre Tierra se enorgullecerá dentro de poco al ser pisada por hombres en vez de rebaños. El sol comienza a besar sus frentes en lugar de quemar sus espaldas. ¡Ánimo, hermano!
  • El derecho de rebelión es sagrado porque su ejercicio es indispensable para romper los obstáculos que se oponen al derecho de vivir. Rebeldía, grita la mariposa al romper el capullo que la aprisiona.
  • Pero cualesquiera que sean mis sufrimientos, me complazco en haber tratado de hacer del hombre una parte de lo Hermoso.
  • Que cada hombre y mujer que amen la libertad y el ideal anarquista, lo propague con empeño, con terquedad, sin hacer aprecio de las burlas, sin medir peligro, sin reparar en consecuencias; y manos a la obra camaradas y el porvenir será para nuestro ideal.
  • Quiero que todo sea bello, en armonía con la Naturaleza.
  • Lo que el pueblo necesita para gozar de libertades es su emancipación económica, base inconmovible de la verdadera libertad.
  • Mi conturbado espíritu se regocija con la visión de un porvenir en que no habrá un sólo hombre que diga: Tengo hambre, en que no haya quien diga: No sé leer, en que en la Tierra no se oiga más el chirrido de cadenas y cerrojos.
  • No soy magonista, soy anarquista. Un anarquista no tiene ídolos.
  • Yo quería hacer un hombre de cada animal humano; ellos, más prácticos, han hecho un animal de cada hombre y se han hecho ellos mismos pastores del rebaño. Sin embargo, prefiero ser un soñador que un hombre práctico.
  • Soy anarquista, y no podría, sin remordimiento y vergüenza, recibir el dinero arrebatado al pueblo por el gobierno.
  • El tirano no es un producto de la generación espontánea: es el producto de la generación de los pueblos. Pueblo degradado, pueblo tiranizado.
  • Los sumisos, los mansos, los indiferentes, los sufridos, los resignados, son la masa, la muchedumbre que con su pasividad, su modorra y falta de carácter hace lento y doloroso el avance de las sociedades.
  • La ley conserva, la revolución renueva, quien ajusta sus actos a la ley no es a lo sumo más que un buen animal domesticado pero no un revolucionario… Contra soberbia, humildad, suspira el fraile. Contra soberbia, ¡rebelión!, gritamos los hombres.
  • La dictadura de la burguesía o del proletariado, es siempre tiranía y la libertad no puede alcanzarse por medio de la tiranía.
  • Los templos se consideran como negocios mercantiles, quedando, por tanto, obligados a llevar contabilidad y pagar las contribuciones correspondientes.
  • Así viven las clases dominantes: del sufrimiento y de la muerte de las clases dominadas, y pobres y ricos, oprimidos y déspotas, en virtud de la costumbre y de las preocupaciones heredadas, consideran natural este absurdo estado de cosas.
  • No queremos ricos, no queremos sacerdotes ni gobernantes; no queremos bribones que exploten las fuerzas de los trabajadores…

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