¿Corro el riesgo de volverme loco? La peste llamada locura

Unos se contestarán las razones por las cuales uno no se puede volver loco y otros se sienten en peligro porque sienten que la locura los observa. Al final de esta batalla de pensamientos para sentirnos seguros por un conocimiento solo sabemos el precio que se paga por estar en los dominios de la locura o inexistencia, el encarcelamiento de nuestra palabra viva y no estamos dispuestos a pagar ese precio, por eso admiramos y despreciamos al que lo hace; pero al final sabemos que la locura pertenece a la peste, trae su maldición más temible que es su ignorancia.

Lo bueno: Él que la trae consigo no sabe que está bajo su imperio, solo se puede percibir por el otro indiferente que no duda en alejarse, o en el mejor caso el miedoso que pretende alejarse de ella acercándose para confirmar que él no la tiene; al final el indiferente y el temeroso sabrán su derecho de colocar un lugar muy especial para la locura la confinación en nuestra razón infalible, el recinto de una nuestras ciencias más querida la medicina moderna y la religión donde la locura tiene una dedicatoria a la supuesta sabiduría.

 

 

Uno de sus principales síntomas de esta insania es la vergüenza que nos produce ante los demás porque se encuentran con nuestra mente desnuda. Por eso no es recomendable desarropar la normalidad de nuestro nombre. De manera que nos vemos obligados a conocer los atuendos que viste un loco para no utilizarlos y los demás puedan pasar desapercibidos o como también la utilidad de saber conocerlos y segregarlos a un confinamiento donde existen diversos artilugios para su cura.

Que acaso no lo que llamamos locura es el desborde de las pasiones como antes pensaron nuestros bien aventurados médicos y filósofos, otros más perversos la pensaron como la cura de la realidad frustrante de nuestros deseos más egoístas que no tienen lugar en la realidad.

 

    

 

La consecuencia de lidiar con todo esto es la adaptación superficial al deseo, debemos contenerlo en lo más íntimo y secreto desgraciadamente estos son los atuendos del loco: La melancolía que ahora llamamos depresión, la inautenticidad la llamamos autoestima, la voluntad endeble la llamamos inseguridad, nuestro corazón con ansias de placer con el otro se contentan con fetiches. Estos son sus ropajes.

Si te sabes loco no evites parecerlo porque es inútil, si ya te penetro la insania tampoco te preocupes no lo sabes. Mejor siéntete agradecido por la razón o los dioses de apreciar el arte de la desnudez de la mente humana, porque ahí reside su sinceridad y a lo mejor es la tuya.

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