El Premio Goncourt para la periodista y escritora francomarroquí Leïla Slimani

De madre franco-argelina y padre marroquí, Slimani sucede en esta edición del Goncourt a Mathias Enard.

El thriller “Chanson douce” da a la francomarroquí Slimani el premio Goncourt

Marta Garde

París, 3 nov (EFE).- La periodista y escritora francomarroquí Leïla Slimani obtuvo hoy el máximo reconocimiento de la literatura francesa, el Premio Goncourt, con una novela de suspense, “Chanson Douce”, en la que ahonda en el asesinato de dos niños a manos de su niñera.

La segunda y última obra de la joven novelista, de 35 años, confirmó los pronósticos de quienes la veían como favorita para un galardón que en sus 114 años de historia solo ha recompensado a otras 11 mujeres, incluidas Simone de Beauvoir (1954) o Marguerite Duras (1984).

Su editorial, Gallimard, precisa que a través de su descripción de la joven pareja y del personaje “fascinante y misterioso” de la niñera puede leerse nuestra propia época, “con su concepción del amor y de la educación, de las relaciones de dominio y económicas, de los prejuicios de clase o culturales”.

La historia es, según dijo hoy Slimani en París, una especie de homenaje a todas esas mujeres volcadas en el cuidado de los niños ajenos, a las que se quiere como madres pero se las ve también como extrañas.

“Yo misma tuve una en Marruecos, y desde muy pequeña, con siete u ocho años, era muy sensible al lugar extraño que tenía esa mujer en la casa, (…) consciente de las relaciones jerárquicas que había con ella”, señaló tras la difusión del veredicto.

Al llegar a la capital francesa y conocer otro tipo de niñeras, añadió, se dio cuenta de que podían ser “un personaje muy novelesco y que podía decir muchas cosas de nuestra sociedad”.

“Chanson douce”, inspirada también en un hecho real sucedido en 2012 en Nueva York, completa una breve trayectoria literaria inaugurada hace dos años con “Dans le jardin de l’ogre”, calificada por Gallimard como una novela “visceral sobre la adicción sexual y sus implacables consecuencias”.

De madre franco-argelina y padre marroquí, Slimani sucede en esta edición del Goncourt a Mathias Enard, que lo obtuvo el año pasado por el relato de su infancia en la comunidad judía de El Cairo, “Boussole” (“Brújula”).

“Se lo dedico a mi padre, que murió hace diez años, y a mi madre, que cogió el avión esta mañana desde Marruecos porque tuvo una intuición a las cuatro de la mañana”, dijo en agradecimiento a quienes, en sus palabras, le enseñaron a amar la literatura.

Sin embargo, a Slimani se le escapó hoy el Renaudot, un galardón de menos brillo, que se entrega el mismo día y en el mismo restaurante que el Goncourt, en el que también era finalista pero que recayó en la escritora, actriz, novelista y dramaturga francesa Yasmina Reza por “Babylone”.

Y aunque el Goncourt va acompañado de unos escasos diez euros (11 dólares), esa cifra es insignificante frente a la verdadera recompensa: el prestigio asociado al premio, y el éxito de ventas derivado de este, que hace alcanzar a los premiados una media de más de 345.000 ejemplares.

“No sé qué me espera. Aprovecho cada minuto”, confesó la escritora, abierta a recibir todos los consejos, y con nuevos proyectos en marcha que no detalló.

Su nombre entra hoy en un Olimpo literario francés que en 1919 distinguió a Marcel Proust por “À l’ombre des jeunes filles en fleurs” (el segundo volumen de “En busca del tiempo perdido”), en 1978 a Patrick Modiano -Nobel de Literatura 2014- por “Rue des Boutiques Obscures” (“Calle de las tiendas oscuras”) o a Duras por “L’amant” (“El amante”).

Y, con seis votos sobre diez, consiguió dejar atrás a los otros tres finalistas de este año: los franceses Catherine Cusset, por “L’autre qu’on adorait”, y Régis Jauffret, por “Cannibales”, y el franco-ruandés Gaël Faye, que optaba al premio con su ópera prima, “Petit pays”. EFE

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