FASES DE UNA RUPTURA EN 2018

Estaba claro, habían pasado menos de las 500 noches, día de Halloween y yo seguía viva. “Tenemos que dejarlo” sonó como un edificio de siete plantas cayéndose a mis pies, ¿Cómo que “tenemos”? ¿Hay acaso alguien apuntándonos con una pistola?, ¿Se acaba el mundo y nos va a caer una maldición?, ¿Desde cuando “tenemos” osea “YO” he llegado a esa conclusión y por qué no me acuerdo?

 

Negación

 

Todo ese proceso que de repente va a más revoluciones que tu portátil, todas las excusas del mundo vienen a la cabeza. Es una etapa, es que está muy estresad@, lo ha dicho por el enfado, es el “calentón”, mañana se arrepentirá.

Y es cuando sueltas la frase “Ok, está bien” (sin creerte lo que acabas de soltar por la boca), como el que suelta a un pájaro sabiendo que no puede volar.

Sí, pasé por esta fase tantas veces… y hubiese agradecido que alguien me dijese que podemos estar en ella desde cinco minutos hasta meses… esperando a que la pesadilla acabe y tu media naranja vuelva arrastrándose y pidiendo perdón. Pero eso a veces no pasa, y por mucho que pasen los días no vuelve y miras el móvil esperando respuesta, actúas como si hubiese sido una pesadilla y que al levantarte nada había cambiado, sigues con la misma agenda, evitas canciones tristes, miras el wathsapp y nada… y escribes y nada…

 

Ira

 

 

Y del “no, no puede ser, esto no está pasando” a la vorágine  de sentimientos por las que pasas. Si has tenido suerte y tu recién estrenado ex es de l@s decentes intentará capear la situación de la mejor manera posible, si es de los del “resto” simplemente serás un borrón y cuenta nueva. Es ahí cuando convives con la bipolaridad, le odias a él o a ella, te odias a ti por odiar lo que una vez quisiste, te relajas, vuelves a la negación y luego la cruda realidad OTRA VEZ, y vuelves a odiar. Y deseas que se le caiga la casa encima, que esté atormentado por la soledad y que acabe acudiendo a ti para que lo consueles entre tus brazos como siempre solías hacer).

Fue ahí cuando me miré en el espejo y me descubrí cual monstruo verde, ciego y sordo que todavía no había decidido si atacar o echarse a llorar. Un monstruo pegado al móvil y a los audios, fan acosadora de un presidente que había decidido dimitir, prensa rosa y crítica a la vez, escritora de párrafos que borraba o audios eternos. Quizás creímos que era más fácil olvidar odiando, convertir al otro en diana de todas las culpas, al culpable de pena de olvido para siempre por ser un cobarde, un cobarde que había decidido que era más fácil huir que quedarse. ¡¿Pero joder por qué!? o quizás era un mentiroso, y todo había sido una mentira, una estratagema para tenerte y que una vez conseguido ya no tenía interés.

El monstruo de la ira nos convierte en unas auténticas investigadoras… aparte de odiar y fustigar con textos al – a la desgraciad@, cotilleas TODAS sus redes en busca de respuestas o quizás de canciones tristes que demuestren el error que ha cometido. Encuentres o no algo, el siguiente paso es borrar todo, absolutamente todo lo que  te recuerde a “ese ser”. Facebook, fuera… Instagram… fuera… Snapchat…fuera… fotos… fuera (oh, no, espera eso no, no vaya a ser…).

Y otra vez, sueltas todo lo que sientes, toda esa mezcla, toda la acuarela de emociones por texto y le das a enviar.

 

 

Negociación

 

 

Espera, espera… ¿Y si te has pasado y de verdad sólo era una fase? Odiando no consigues nada, es mejor hablarlo, la gente va a psicólogos para solucionar sus  problemas, igual vosotros podríais. La calma se apodera y te conviertes en una gurú de las relaciones, “correcto” e “incorrecto”, libros de terapia, “volvamos a intentarlo”.

No tuve que borrar le de todos lados, en las películas siempre funciona… quizás no haya pasado el tiempo suficiente, puedo proponerle espacio…que lo piense.

Desengáñate, nadie necesita tiempo para pensar si quiere estar con alguien, quiere o no. Por muy cobarde que sea el amor nos hace valientes, nunca sabrás si se arrepintió o  no pero fue quién apretó el gatillo, fue quién decidió que valía más la pena perderte que quedarse.

 

Depresión

 

El tiempo pasa y no hay mayor verdad que esa para dejar desnuda a la negación, la ira no consuela y cada rincón se convierte en un sitio para recordar. Parece que tu vida tiene la banda sonora del Titanic, las mañanas ya  no tienen sentido, las parejas felices por la calle se multiplican y aparece esa foto o esa camiseta que tan bien le quedaba en algún lugar oculto de la casa.

Netflix es el mejor amigo que puedas tener, el sofá ya tiene tu marca y hay canciones literalmente prohibidas. Prohibidas, cómo mirar el móvil, como beber demasiado alcohol para evitar recaer  (aunque recaigas abrazando a la taza del váter).

Los días son como ir montado en una noria sin cinturón de seguridad, un día te levantas comiéndote el mundo para que, al echar dos azucarillos te acuerdes que le gustaban tres… Sales, te diviertes, bailas, conoces gente, comparas, recuerdas que por ahí salisteis, pasan cosas graciosas y quieres ir corriendo a contárselo…

Ya nos decían desde siempre, el tiempo lo cura todo, o por lo menos lo termina convirtiendo en costumbre…

 

 

Aceptación

 

Y ahí estaba yo, en mi noche 326 después de haber hecho yincana entre unas emociones y otras. Un día desperté tranquila (ni siquiera feliz, sólo tranquila), cuando bajas de una noria en constante movimiento agradeces la quietud del suelo. Estable dentro de la gravedad, no había más que perder. “Para mantener el equilibrio sólo necesitas seguir avanzando, recuerda, la vida es como montar en bici”.

Sonando uno de mis grupos favoritos sin querer, no corrí a cambiar de canción, me quedé en la cocina bailando con mi moño y en calcetines gordos con un café en mano. Los sitios volvían a ser sólo sitios, algunos nuevos que visitar, los recuerdos no provocaban cataclismos simplemente pasaban para irse y el día seguía.

Dejé de buscarte por las calles, de mirar el móvil esperando un platillo volante, dejé de auto mutilarme con las canciones de Marwan y de temerle a beber para evitar escenas en baños de discotecas con el móvil en mano y el rímel en las mejillas.

En los planes ya no hace falta nadie, la cama ya no queda grande, al estar sin ti empecé a estar más conmigo. Y mi yo tenía muchas esperanzas y sueños, no necesitaba un salvador, todo estaba como al atisbar el sol por el horizonte una mañana de primavera. El pasado había pasado de página y estaba deseando ver qué es lo que tenía que contarme el presente.

 

Autora: Maja Vidos (Mayn)

Facebook: Maja Vidos

Instagram: mayn_elmdt

Twitter: @MayNMaktub

Blog: cdgustos.blogspot.com

4 comentarios en “FASES DE UNA RUPTURA EN 2018

  1. Que orgullosa estoy de ti…no puedes imaginarlo.
    Gracias por tus palabras, creatividad y por tu sentimiento en cada una de las letras que juntas.
    Son fases necesarias y difíciles pero el lector gracias a estas publicaciones estoy convencida que será más llevaderas.

    No tengo palabras, siempre me sorprendes!

  2. Al final, solo existe un salvador.. nosotros mismos.

    A veces es difícil expresar con palabras un estado de ánimo tan versátil como el desamor o una ruptura ..
    Maravillosa forma de hacerlo!! 😍

  3. No dejo de leerlo y re leerlo…tanta verdad en esas palabras y tan temidos tantos momentos….pero se pasan…y la luz sale al final del tunel y despues de todas las etapas llega la de “ser feliz” y si no que no sea nada…que no es el final si no se está bien con uno mismo…

    PD: Muy fan

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