Poesía Feel

178 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.

18-IX-2017

 

De “Elementos de un poema”

 

IX

Construyo estos fragmentos para tratar de darle un orden a las cosas, los hechos y las relaciones. Con ellos pretendo organizar mi percepción y mi experiencia y, también, inventar el tiempo, encontrar un sentido al acontecer, precisar las direcciones y destinos. Escribo sobre todo para conversar, para mostrarme al otro y descubrirlo, ese otro que me define y sin el cual soy un animal sin casa, una voz inaudible en el vacío. Sin embargo, sé que las palabras mienten, enredan, son luz que convierte la realidad en un baile de sombras. El lenguaje revela, descubre, disuelve la grisalla, después, él mismo se transforma en velo y oculta el universo de lo no nombrado, de lo que se reprime y olvida, de todo lo que vive en el silencio. Redacto unas notas y las dirijo a ti, o a él, al eco que teje una malla con las voces.

 

Norberto de la Torre


177 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.

17-IX-2017

 

Epístola a una dama que nunca en su vida conoció elefantes

 

Hay elefantes blancos que no son comunes;

son como la gallina que pone huevos en lunes.

 

En realidad, los elefantes

no tienen la importancia que nosotros les dimos

antes.

Son como una señora con los senos opimos

los pobres elefantes.

El símil no es exacto pero da bien la idea:

el elefante tiene su trompa y la menea

con el fláccido ritmo que la dama sus senos…

Y se parecen mucho aunque usted no lo crea.

El símil no es exacto pero eso es lo de menos.

Dice un proverbio indio: “Haz que tu amada ostente

la gracia quebradiza de un joven elefante…”

He allí un símil, señora, un si es no es imprudente

y clásico, no obstante.

Cuando usted me decía: Yo no creo en elefantes…

abrigaba mis dudas.

Opiniones ajenas no son siempre bastantes:

la jirafa, el camello, ciertas aves zancudas

son menos admisibles. Como dije a usted antes

gusto hablar de animales con el pelo en la mano.

Como errar es humano

perseguí paquidermos por los seis continentes

–el antártico incluso– por verdades fehacientes

en dinero y cuidados no paré nunca mientes.

Hay elefantes blancos pero no son comunes;

son como la gallina que pone huevo en lunes.

Los usan en los circos y en las cortes fastuosas

para atraer turistas y algunas otras cosas.

Los elefantes son, más comúnmente, grises:

a veces son gris-rata, a veces son gris-perla

y tienen sonrosadas como usted las narices.

Cuando miro elefantes, siento anhelos de verla

y estrecharla en mis brazos, como en tiempos felices…

Los elefantes son, más comúnmente, grises…

Un rajah de la India, por razones que ignoro,

arrancó los colmillos a su fiel proboscidio

quien se pudo, ipso-facto, dentadura de oro

y murió ipso-facto,,, ¿fue piorrea? ¿fue suicidio…?

¿Un rajah de la India? Eso sí es hilarante, hilarante

sobre todo en el cine con un buen comediante…

Un defecto, no obstante

tiene –justo es decirlo– el amigo elefante:

la epidermis que cubre su maciza estructura

es tan dura, tan dura

que adecuarse no puede a la industria del guante.

De otros puntos de vista este gran paquidermo

es tan útil, señora,

como un cambio de dieta a un estómago enfermo…

 

Renato Leduc

 

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