¿Eres esa persona a la que siempre terminan siéndole infiel? ¿Sientes que eres el siempre resuelve los problemas en tu familia y no lo valoran? ¿Crees que en tu trabajo eres al que siempre le cargan la mano? ¿Crees que constantemente hay personas que te obstaculizan para ser feliz?
Si contestaste afirmativamente a estas preguntas déjame decirte dos cosas, la primera es que es muy probable que te estés viviendo como víctima y la segunda es que te estás viviendo de esa forma porque así lo has decidido.
Desde pequeños aprendemos muchas cosas (Consiente e inconscientemente) que nos permiten ir conformando un rol y digamos que ese rol viene en paquete con unas gafas desde las cuales vamos a entender y responder en la vida.
La pregunta aquí sería ¿En qué momento de nuestra vida nos convertimos en víctimas? ¿Qué beneficios obtenemos al colocarnos en este rol? ¿Por qué nos ha gustado contarnos esa historia donde siempre terminamos siendo los sufridos?
Algo muy importante en la vida, es que nadie es un simple espectador pasivo, todos participamos directa o indirectamente, nadie puede tomar decisiones por ti, y si alguien lo intenta, al final nosotros tenemos opciones, solo que estamos acostumbrados a siempre optar por esas decisiones que nos llevan a la misma historia donde terminamos siendo las victimas
Tal vez ese rol de victima te sirvió en algún momento de tu vida pero hoy ya no es funcional, hoy eres un adulto con todo lo que implica, más experiencia, más recursos para responder de manera diferente, pero sobre todo con muchos deseos de ser feliz.
Urge que salgas esa zona de confort de víctima, afuera de ese lugar vas encontrar mucho más beneficios, el primero vivirte feliz y con mayor dignidad, ya que a nadie le gusta que lo vean como el “Pobrecito”. Aprende hacerte corresponsable de las heridas que traes cargando, solo de esa manera podrán cicatrizar más rápido.
Recuerda que la clave para dar el primer paso es preguntarte todos los días ¿Hoy cómo me quiero contar mi historia?
