¿Por qué es necesario vivir el duelo?

El duelo: una experiencia natural para regresar a la vida

 

“La mejor manera de honrar a quien se ha ido

es seguir con su legado,

si se esforzó por hacernos felices

por qué pagarle su muerte con nuestra infelicidad” 

(Gaby Pérez, 2011)

                                                                                                                                                                                                                                                                

Gran parte de la vida estamos elaborando duelos por la pérdida de algo, ya sea dinero, trabajo, salud, diversos objetos, etc., pero en esta ocasión cuando hablamos de pérdidas me voy a referir a la muerte de algún ser querido. Antes de empezar quiero preguntarte ¿Has tenido alguna pérdida reciente? ¿Cómo se encuentra tu corazón? Te lo pregunto porque lo que te voy a compartir no es ninguna receta mágica para curar el dolor de una muerte, tampoco se trata de juzgarte señalando si estas actuando de manera correcta o no, es más bien una reflexión que con mucho respeto elaboré sobre la experiencia que seguramente muchos hemos tenido al vivir un duelo.

Dar un consejo quizás es lo último que me atrevería hacer, ya que por experiencia propia sé que cuando estamos viviendo un duelo, pocas veces queremos o no estamos en condiciones de escuchar frases vacías como “échale ganas, todo pasa por algo, ya no llores que no lo dejas descansar, etc.” Tal vez muchos de nosotros las hemos utilizado pero pocas veces ayudan realmente a quien lo que necesita.

Cuando alguien cercano a nosotros fallece pareciera que nuestra vida se va con esa persona y quedamos muertos en vida. Aunque en cierta forma, una parte de nosotros muere con ella, una parte de nuestra biografía termina con ella, pero no es el final, sólo colocamos puntos suspensivos para regresar de nuevo a escribir, a veces con mayor empatía a la vida o todo lo contrario, eso sólo depende de ti.

En la escuela nos hablan sobre el ciclo de la vida, no dicen que nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos…. eso es sólo una mentira que hemos querido comprar, para pensar que la muerte es algo lejano a nosotros, que todavía tenemos mucho tiempo por vivir, si bien todos tenemos una fecha de caducidad, en la práctica el orden de ese ciclo de la vida no aplica ¿Qué quiero decir? Que la muerte nos puede alcanzar en cualquier momento, a cualquier edad y a cualquier persona sin importar género, edad o condición social, podemos ver morir a nuestros papás, hermanos menores, nuestra pareja, nuestros hijos, sobrinos pequeños, etc.

 

 

No nacemos siendo especialistas en afrontar un duelo, tal vez si desde pequeños nos enseñaran en la escuela los procesos que conlleva dicho etapa, nos ayudaría aminorar el sufrimiento. Porque en la vida adulta, la dinámica se torna tan rápida, que a veces somos poco empáticos con lo demás, incluso la misma sociedad te presiona para que regreses rápidamente a tu vida cotidiana (léase cómo eras tú antes de la pérdida), provocado que en ocasiones tengas que esconder tu tristeza, tus lágrimas, tu dolor ya que no quieres perder tu trabajo, tu pareja, que se alejen tus amigos o que te vean como un bicho raro por el simple hecho de vivir de manera natural lo que conlleva tu duelo.

Entre la literatura que he consultado a partir de mis propias experiencias en torno al tema de la muerte, me encontré con Gaby Pérez, una tanatóloga con gran sentido humano, quien escribe el libro “Cómo curar un corazón roto” en el que entre muchas otras cosas nos habla sobre las etapas que se deben transitar en el duelo para poder cerrar el ciclo de dicha experiencia.

Gaby nos señala que en la práctica dichas etapas no llevan necesariamente ese orden, puedes saltar de una a otra, sin embargo para poder cerrar de manera sana ese ciclo lo ideal sería que pudieras vivenciarlas por completo y si así lo deseas (sólo tú lo decides) extraer un aprendizaje de ese duelo, un aprendizaje que aunque en ese momento no lo puedes dimensionar, te hará crecer y convertirte en una nueva persona, no mejor ni peor, simplemente diferente por el aprendizaje que obtuviste.

 

Transitar un duelo no es tarea fácil, hay mucho dolor de por medio, además de que cada pérdida tendrá sus propias características y tiempos para sanar, ya que puede ser muy diferente la forma en que se pierde la vida o la cercanía que tenia de nosotros ese ser querido. Sin embargo Gaby Pérez nos dice que el dolor que vivimos en esta etapa tendrá un sentido y seguramente nos hará más fuertes para lo que falta por vivir, ya que la vida es una como la rueda de la fortuna y el haber vivido una duelo no implica que ya quedas exento de pasar por nuevas pérdidas a futuro, pero cada vez lo harás con un mayor aprendizaje para que el sufrimiento sea menor.

Quiero terminar diciéndote que debemos estar preparados para lo que viene cuando vivimos un duelo, es un proceso natural de la vida, pero dicho proceso conlleva una serie de altibajos, como si nos subiéramos a una montaña rusa de emociones. Finalmente te dejo algunas preguntas que espero te sirvan como guía para ubicarte cómo te encuentras en este tema el día de hoy ¿Cuándo fue la última pérdida que tuviste? ¿En qué etapa de duelo crees que te encuentras? ¿Consideras que has sido empático en el proceso de duelo de alguna persona cercana a tu vida? ¿Eres feliz con tu vida hasta el día de hoy?

Si quieres más información del tema te recomiendo los siguientes libros:

  • Pérez Islas Gaby (2011). Cómo curar un corazón roto. Editorial Diana. México
  • Kubler-Ross, Elizabeth (2001). La rueda de la vida. Punto de lectura. España.

Si requieres de algún especialista que te pueda orientar te recomiendo las siguientes psicólogas:

  • Paulina Mayela López Cárdenas       Cel. 5562567104
  • Adriana Mejía                                       Cel. 5569640798

1 comentario en “¿Por qué es necesario vivir el duelo?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Todos los Derechos Reservados Feel ® 2016
Develop & Design: JG