10 Razones por las que la ultraderecha llega al gobierno de Brasil con Jair Bolsonaro

El ultraderechista Jair Bolsonaro es el presidente electo de Brasil luego de que el Tribunal Electoral lo declarara como el ganador de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Este resultado es un revés para la clase obrera y los pobres. Necesitamos comprender qué significa esto, qué condujo a esta situación y qué estrategia debe seguir el movimiento obrero con respecto a este gobierno reaccionario.

Continuando con la revisión de los resultados: con un 97.38 por ciento de los votos contados, Bolsonaro logró el 55.42 por ciento de los sufragios, mientras que su adversario, el socialista Fernando Haddad se quedó con el 44.58 por ciento. La jornada electoral, que duró nueve horas, transcurrió con normalidad y sólo tuvo algunos incidentes aislados.

Según el Tribunal Superior Electoral, hasta las 15:50 horas se habían registrado 299 delitos electorales en ese país, que concluyeron con 132 personas detenidas, en su mayoría por hacer proselitismo político cerca de los colegios electorales. El Tribunal también informó que hasta las 15:48 horas, es decir poco más de una hora antes del cierre de la mayoría de los colegios electorales, había sustituido 3 mil 841 urnas electrónicas que registraron fallas, que corresponden tan sólo al 0.74 por ciento de los 454 mil 494 artefactos instalados, y que tan sólo en tres colegios fue necesario recurrir al tradicional voto en papel (proceso.com.mx).

 

A continuación las 10 razones de la derrota de la izquierda en Brasil:

 

  1. Lo ocurrido en Brasil es la continuación de un proceso (que ya había comenzado antes de las elecciones) de aparición de rasgos bonapartistas en el Estado. Esto fue evidente cuando se utilizó al Poder Judicial como árbitro político en el escándalo de la trama de corrupción llamada “Lava Jato” [Lavado de Autos], el encarcelamiento de Lula y la prohibición de poder presentarse a las elecciones, etc. Al mismo tiempo, la base de un régimen con características bonapartistas es muy débil, en condiciones de severa crisis económica y descrédito generalizado de todos los partidos e instituciones tradicionales de la clase dominante.

 

  1. Dice la “vos popili” que fue la culpa de las redes que existen alrededor de las iglesias evangélicas o de la campaña de noticias falsas (las llamadas “fake news”) en WhatsApp. Esto es lo mismo que cuando la clase dominante intenta “explicar” las huelgas y las revoluciones como el trabajo de “agitadores comunistas”. Ya en la década de 1990, en Brasil hubo una gran campaña de propaganda contra Lula: “él es sólo un obrero metalúrgico sin experiencia y sin cualificación”, “no tiene un título universitario”. Eso, sin embargo, no le impidió ganar la elección, con el 61 por ciento de los votos (luchadeclases.org).

 

  1. De hecho, la victoria de Bolsonaro es producto de la propaganda en contra Partido de los Trabajadores (PT) de la derecha y su propia propaganda gris de este partido. Además, cuando Lula fue elegido por primera vez en 2002, lo hizo en forma de alianza con partidos burgueses. Nombró a Meirelles, un banquero residente en Estados Unidos, como presidente del Banco Central, respetó los acuerdos con el FMI y siguió una política de austeridad fiscal.
  2. El gobierno de Dilma Rousseff en 2010, sus políticas fueron similares a las aplicadas por Lula, pero con un paso más a la derecha. Su compañero de fórmula era el político burgués, Michel Temer. Ella situó a una representante de los terratenientes y ganaderos como ministra de Agricultura, y a un funcionario del FMI como su Ministro de Hacienda. La principal diferencia fue que ella se enfrentó a una crisis económica en lugar de a una situación, como la de Lula, de crecimiento económico. A raíz de la desaceleración de la economía china, la economía brasileña entró en una grave recesión en 2014-16, de la cual aún no se ha recuperado.

  1. Ya en 2013, hubo protestas masivas de los jóvenes contra el aumento de las tarifas de transporte, que fueron recibidas con una represión brutal por parte de los gobernadores regionales, que contaron con el apoyo total del gobierno nacional de Dilma. Los “días de junio” de 2013 reflejaron una amplia oposición a todo el Establishment por parte de una creciente capa de jóvenes, pero también de trabajadores. El PT, que había estado en el poder durante una década, fue visto como parte de ese Establishment. En lugar de cambiar sus políticas, Dilma anunció un paquete de privatizaciones y medidas de austeridad. Las protestas de 2013 fueron seguidas de protestas masivas en 2014 contra la Copa Mundial de Fútbol, que luego se encontraron con una brutal represión. Para lidiar con estas protestas, el gobierno de Dilma introdujo una serie de leyes (sobre organizaciones criminales, antiterrorismo…) que restringieron severamente el derecho a protestar y a manifestarse (luchadeclases.org).
  2. Por supuesto, hubo otros factores: como la crisis económica en Venezuela (en última instancia, fue el resultado de un intento de regular el capitalismo en lugar de abolirlo), que se usó de manera efectiva contra el PT (cuyos líderes en rigor nunca apoyaron realmente a la revolución bolivariana). Desde luego fue la incapacidad de relacionarse con la izquierda y la lucha del pueblo trabajador del país vecino.

 

  1. La elección de 2014 fue un punto de inflexión en este proceso. Dilma logró ganar en la segunda ronda movilizando el voto de la clase trabajadora del PT, sobre la base de luchar contra las políticas de derecha del candidato burgués, Aécio Neves. Sin embargo, traicionó a sus propios votantes al proceder a aplicar las políticas que Neves había defendido: austeridad, recortes, privatizaciones y ataques a los derechos de los trabajadores.

 

  1. Por supuesto, Bolsonaro usó hábilmente las redes sociales y las redes de las iglesias evangélicas para extender su mensaje, una combinación de mentiras, medias verdades, odio histérico al “PT-comunismo” y un llamamiento a “hacer que Brasil vuelva a ser grande”. Sin embargo, estos métodos sólo tuvieron un impacto debido a las políticas desastrosas y recuerdos del PT cuando estaba en el gobierno y de meter la mano sus funcionarios en el presupuesto público.

  1. La política y la estrategia de Haddad en la segunda ronda fue suicida, como lo explicó Serge Goulart. Mientras Bolsonaro hizo gestos –como prometer un bono de Navidad para los receptores de la prestación social de la “Bolsa Familia”– para apelar a los votantes más pobres que habían apoyado al PT en la primera ronda, Haddad giró a la derecha, en un intento inútil de capturar el llamado voto de centro. En la primera ronda, se presentó a sí mismo como el candidato de Lula y la imagen de éste destacaba en todo el material de propaganda electoral. En la segunda ronda, Lula fue eliminado de las imágenes y el color rojo del partido fue reemplazado por los colores de la bandera nacional.

 

  1. Los grupos empresariales y la clase burguesa cuenta con las promesas del candidato del establishment “Los mercados han incrementado sus esperanzas en que Bolsonaro cumpla con sus promesas de reforma económica, en particular una revisión del costoso sistema de pensiones de Brasil y las privatizaciones de sus empresas estatales”, dijo hoy el Financial Times. Luego cita una nota de Goldman Sachs:

 

En última instancia, la administración se enfrenta al desafío de, mediante una combinación de políticas disciplinadas y reformas estructurales, acelerar el ajuste fiscal e impulsar el espíritu animal y empresarial, para finalmente liberar el significativo potencial atrapado de la economía (luchadeclases.org).

 

Ahora bien Bolsonaro se encuentra en una encrucijada a la hora que intente poner en práctica su programa, liderado por el economista ultra-liberal “Chicago boy” Paulo Guedes, y se enfrente a la resistencia organizada de la clase trabajadora, que no ha sido derrotada. Al igual que el gobierno de Macri en Argentina, Bolsonaro se enfrentará a una ola de acción sindical, movilizaciones masivas y huelgas generales contra sus políticas económicas. Además, su posición no es tan fuerte como parece, ya que tiene que aprobar la legislación a través de un parlamento extremadamente fragmentado donde hay 30 partidos diferentes con los que tendrá que llegar a acuerdos.

La tarea ahora no es ceder a la desesperación, sino prepararse para las batallas por venir. Lo que se requiere en primera instancia es una comprensión clara de cómo llegamos a este punto, para que pueda comenzar el proceso de reconstrucción de un movimiento de lucha y de clase. También hay lecciones más generales que aprender de la experiencia brasileña. Los gobiernos de izquierda que llevan a cabo políticas de derecha solo prepararán el terreno para la victoria de la reacción. No se puede luchar contra la extrema derecha apelando a la defensa del mismísimo régimen capitalista en crisis que la originó (luchadeclases.org).

Fuentes:

https://www.proceso.com.mx/557223/el-ultraderechista-jair-bolsonaro-gana-la-presidencia-de-brasil

Martín,Jorge http://www.luchadeclases.org/internacional/14-america-latina/74-brasil/2873-brasil-como-pudo-ganar-las-elecciones-un-demagogo-de-ultraderecha.html

https://www.letraslibres.com/mexico/politica/extrema-derecha-gobierno-poder-presidente-brasil-bolsonaro

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46018820

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Todos los Derechos Reservados Feel ® 2016
Develop & Design: JG