La estrella, no tan solitaria, de los Cowboys

 La emoción invadió a Prescott. Acababa de cristalizar una de sus más grandes metas

Una lágrima recorrió el rostro de Dak Prescott mientras atendía esa llamada telefónica con la que tanto soñaron él y su madre. No podía ser distinto. Del otro lado de la línea estaba Jerry Jones, el polémico dueño de los Cowboys de Dallas, quien le informaba al chico que sería elegido por el popular equipo en la cuarta ronda del Draft 2016 de la NFL.

La emoción invadió a Prescott. Acababa de cristalizar una de sus más grandes metas. El momento habría sido perfecto de no ser porque Peggy, su madre, ya no estaba. La inspiración del chico que tiene en la cúspide a los Cowboys perdió la batalla con el cáncer de colon en noviembre de 2013.

Pero le pidió al más pequeño de sus tres hijos que no claudicara y cumpliera el sueño que abrazó desde que aprendió a correr por los campos de Louisiana. No le falló. Hoy, es la figura de un equipo que luce como el candidato más sólido para jugar el Super Bowl LI, por la Conferencia Nacional. Con él al mando, los texanos hilaron 11 victorias por primera vez en su exitosa historia.

 

 

Rayne Dakota, “Dak”, se hizo aficionado al futbol americano gracias a los Cowboys, con los que siempre se identificó. Desde pequeño mostró aptitudes para el deporte y su madre se encargó de acentuárselas. Le aseguraba que algún día sería el quarterback del “Equipo de la Estrella Solitaria”.

Peggy conocía a fondo el deporte, por lo que estuvo muy cerca de los primeros años colegiales de su hijo en la Universidad Estatal de Mississippi. Corregía a los entrenadores del equipo y les pedía que potencializaran las cualidades de Prescott, quien -además de ser un atleta destacado- se caracteriza por su buen corazón. Durante su etapa universitaria, también se dio a conocer por el buen trato que daba a varios chicos con discapacidades que ayudaban al equipo. Sí, también lo aprendió de su madre.

Por eso le habría encantado que estuviera aquella noche en la que recibió la llamada de Jones. Y era sólo el principio, porque -en el tercer partido de la pretemporada- Tony Romo volvió a lesionarse la espalda y el coach Jason Garrett debió echar mano de su apuesta a futuro, ya que Mark Sánchez ya no es un quarterback confiable.

Fue entonces que inició la fantástica historia que tiene asombrada a la NFL. Ese chico que perdió a su madre cuando aún era estudiante tiene a los Cowboys con genuinas esperanzas de estar en el Super Bowl. Su sangre fría y precisión le han permitido comandar al club sensación de la actual temporada. Falta ver que responda igual, o mejor, a la hora cero.

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