Petr Kazda & Tomás Weinreb (2017)
Yo, Olga. Historia de una asesina es un filme inteligente y complicado. La idea central es mostrar que ser diferente no es bien visto por una sociedad que cuando piensa, lo hace torpemente.
No sorprende que la fotografía sea en blanco y negro y que el ritmo sea muy lento. En otras palabras, la sociedad es ese ambiente monocromático, monotemático, cerrado, cuyo pensamiento maniqueo avanza lentamente. De modo que por más diferente y vital que seas, serás visto en blanco y negro, eres bueno o malo.
En este caso, la protagonista es una mujer que se siente sola y fuera de lugar, su modo de relacionarse con el mundo no es el aceptado. Su homosexualidad es lo más normal en ella, tiene el tic de fumar sin parar, conduce su auto atrabancadamente, no se siente atada a nada y termina resintiendo todo contacto humano.
Matará —la traducción infame del título nos arruina la sorpresa— para intentar hacerse notar y llamar la atención sobre el cruel trato que se da a todos aquellos que son diferentes aun cuando sean blancos y cristianos.
El trabajo de la actriz Michalina Olszanska es magnífico. Uno puede sentir la incomodidad de estar vivo y a la vez se le nota totalmente salvaje en las escenas de sexo. Su mirada fría es al tiempo tierna, frágil, vulnerable y sexy.
No vas a salir del cine sintiéndote feliz, incluso quizá te aburras un poco, pero el filme vale la pena. Dice todo lo que quiere decir y lo hace sin caer en el maniqueísmo que critica. Vale la pena.
Score Feel: Muy Bueno
