LA AÑORANZA DE HEGEMONÍA (parte 2)

LA PROPUESTA DE REFORMA ELECTORAL PRIISTA: UNA VUELTA EN U

Financiamiento privado

En su propuesta de reforma al artículo 41 proponen, entre otras cosas, sustituir el financiamiento público por el privado, eso sí, la fórmula para calcularlo sigue intacta: total de ciudadanos inscritos en el padrón por el 65% de la UMA para actividades ordinarias, y el 50% de esto para campañas. ¿Qué quiere decir esto? Va a desaparecer el financiamiento público, pero eso no implica que los partidos van a gastar menos, sino que ahora, la misma, idéntica, cantidad que obtenían a través del financiamiento público la podrán conseguir a través de privados, ya sean militantes, simpatizantes y personas morales de nacionalidad mexicana con cláusula de exclusión de extranjeros. NO TOCAN NADA DE SU ACCESO “GRATUITO” A RADIO Y TELEVISIÓN UTILIZANDO LOS TIEMPOS DEL ESTADO.

¿Cual es el beneficio de esto? En efecto, el Estado tendrá un pequeño ahorro, que no es ni el 1% del PIB, de recursos que ya no les destinará a los partidos, pero éstos seguirán apareciendo en radio y televisión como los hemos visto en comicios pasados, y seguirán gastando lo mismo para sus campañas, sólo que nada nos asegura que no sea dinero ilícito, o que se obtenga a cambio de “favores”.

Adiós a los plurinominales

En el artículo 52 proponen que sólo haya 300 diputados de votación directa, nada de plurinominales. ¿Cuáles serían los efectos de esto?

Lo primero que sucedería es que la representación en la Cámara de Diputados se vería claramente alterada, apliquemos la fórmula con datos de la elección de 2015: según datos obtenidos en http://sitl.diputados.gob.mx/LXIII_leg/cuadro_tipo_elec.php 
el PRI tiene 158 diputados por mayoría relativa y 47 de RP, llegando así al 41% de representantes en la Cámara, si no existieran los de RP su porcentaje sería del 52.6% del total de la Cámara. Yo no sé si a usted, amable lector, esto le huele a hegemonía, a mí sí. La pluralidad que se logró en las Cámaras con la fórmula de los plurinominales ha sido fundamental, esta reforma acabaría con ella. ¿No sería mejor pensar en un sistema de proporcionalidad estricta?

En el artículo 56 proponen que la Cámara de Senadores se integre por 64 senadores, eligiendo dos por estado por mayoría relativa (adiós a los plurinominales y al senador de primera minoría). Un sistema así ya lo tuvimos en nuestro país, en los tiempos de hegemonía priista lo que ocurrió fue que el Senado era monocolor (o mejor dicho tricolor, todos eran priistas), gracias a la reforma del 86, el Senado se renovaría por mitades, entonces en la elección de 1988 se eligieron los dos senadores por entidad, pero uno duraría 3 años y el otro 6, para así ajustar el sistema y poder elegir, en lo sucesivo, un senador por estado cada tres años. La dinámica transformadora por sí sola venció la hegemonía priista, pues en 1988 por primera vez obtuvieron el triunfo cuatro senadores de la oposición, el Frente Democrático ganó Michoacán y el Distrito Federal. Y fue en 1996 que se regula la conformación del Senado como lo conocemos actualmente.

¿Cuál sería la conformació

n del Senado actual con una fórmula como la que proponen los priistas?

El PRI en los comicios de 2012 obtuvo el triunfo en 19 estados, ya sea solo o en coalición, lo cual le daría 38 senadores; el PAN sólo ganó en 8 estados, por lo que obtendría 16 senadores; el PRD obtuvo el triunfo en sólo 3 estados, mientras que el PT en 2. Hasta aquí la propuesta parecería sensata si tomamos en cuenta que el origen del Senado es representar el pacto federal, pero “el diablo está en los detalles”. Veamos. Al eliminar a los senadores de primera minoría el PRI perdería 10 senadores (siempre teniendo presentes los datos de la conformación actual del Senado), pero el PAN perdería 15, el PRD 2, el PT 4, y el Verde 1; además, eliminando la lista plurinominal, se está eliminando de facto a las minorías, por ejemplo, el Verde no tendría una sola curul, el PRD tendría 6, y el PT 4; 10 senadores (sumados PRD y PT) en una cámara de 64 no tendrían ningún peso, su capacidad de “chantaje” se vería reducida considerablemente, pues entre ambos conformarían sólo el 15% del Senado. El PRI únicamente se vería en la necesidad de negociar con el PAN para sacar adelante reformas constitucionales. Adiós a la pluralidad, adiós a las minorías.

Además, proponen derogar la fracción VIII del 115 constitucional, o sea, eliminar la obligación de introducir en las leyes estatales el principio de representación proporcional en los ayuntamientos de todos los municipios; igualmente en el 116 constitucional se eliminaría a los plurinominales locales, todos serían por votación directa.

 

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