-¡Hable ahora o calle para siempre!
-¡Calle para siempre!
-No sea mamón, usted es el novio..
-¿Que tienes?
-Nada.
– Señorita, le preguntaba por los atoles, deme uno de arroz con leche.
-Perdón joven, la maldita costumbre.
—¿Cuál es tu nombre?
—Aléjate de mí.
—¿Te puedo decir “Aleja”?
—Le dije a mi mujer que no se le vuelva a ocurrir gritarme delante de mis amigos.
—¿Y qué respondió?
—Que no murmure, porque no me escucha.
—Me da un papel higiénico.
—¿Regio?
—¡Así es huerco! ¿Cómo supo?
—Por codo, se cagó en el pantalón por no pagar los 3 pesos del baño.
—Ay