Gianni Versace nació en Calabria, en el sur de Italia, en 1946. Desde pequeño estuvo en contacto con telas, tijeras y metro. Su madre era modista y tenía una tienda de ropa en la que el niño pasaba muchas horas. Tenía dos hermanos: Santo y Donatella. Estudió diseño arquitectónico, una carrera que influiría mucho en sus colecciones, y con 22 años ya diseñaba ropa. En 1972 salió de puso rumbo a Milán donde la suerte, y la fama, le estaban esperando.
Dio sus primeras puntadas en el atelier de Salvatore Chiodini y Ezio Nicosia, y empezó a tejer su carrera con las líneas de mujer para Callaghan y Genny. En 1974 creó su primera colección bajo la etiqueta Complice. Fundó junto a su hermano Santo, la marca que hoy todos conocemos. Su concepción particular del color, su dedicación por impulsar la línea natural de la figura femenina y su toque atrevido, fueron algunos de los pilares en los que cimentó una célebre carrera como diseñador.
La primera boutique fue fundada en Milán y cosechó un éxito inmediato, sus creaciones se destacaron por ser atrevidas y barrocas. De a poco Versace se fue posicionando como una marca exclusiva, si bien al comienzo se dedicaba exclusivamente a la indumentaria con el tiempo se fue expandiendo y trasladando los diseños a otros productos. Así, ropa, accesorios, maquillaje, perfumes, muebles para el hogar e incluso lujosos hoteles boutique, conforman la oferta de la empresa italiana.
El estilo Versace es inconfundible. Gianni mezcla estilos a su antojo: rasgos clásicos, estampados llamativos, cortes osados, asimetrías y siempre con un toque sexy y descarado. Se inspiró en el arte grecolatino, el Renacimiento, el Barroco, el Art Deco y las vanguardias. Arte para hacer arte. Hizo del exceso una declaración de principios y vistió a sus diosas con vestidos llamados “drapeados” que recordaban a los que llevan las esculturas clásicas. También con otros cortados al bies y siempre en tonos fuertes, dorados, plateados o estampados con obras de Warhol.
La empresa crece y se expande a otros mercados como París, Londres, Nueva York. En 1979 comienza a colaborar con Richard Avedon y las fotografías seducen a todo el mundo. Crea el famoso vestido de malla (en 1982) para el que busca ayuda en una empresa de ingeniería alemana, e investiga con el láser para lograr resultados sorprendentes.
El 15 de julio de 1997 desayuna leyendo la prensa y cuando regresa a casa recibe dos impactos de bala mientras sube las escaleras. Ese año renace el mito. La noticia conmocionó al mundo y así lo contaron los informativos de TVE.
De la muerte de Gianni, que inventó a las grandes ‘top models’ de los noventa, quedará para el recuerdo la imagen de un paranoico Andrew Cunanan, un asesino en serie que acabó con la vida del modisto de dos disparos. Poco después, el cuerpo de este chapero, al que le encantaba relacionarse con hombres ricos y poderosos, apareció sin vida en una casa flotante, propiedad de un delincuente de origen alemán. El informe policial constó de 700 páginas e incluyó 30 horas de vídeo y más de 1.300 fotografías, pero nunca aclaró el móvil del asesinato (es/noticias).
El funeral se ofició en la Catedral de Milán. 2.000 personas lloraron a Gianni. La princesa Diana atendía a un desconsolado Elton John, Naomi Campbell era un mar de lágrimas y los compañeros de profesión, Giorgio, Gianfranco, Karl, Valentino olvidaron sus rencillas para decirle, juntos, adiós. Gianni Versace dejó una herencia de 250 millones de euros que repartió entre su sobrina Allegra (45%), su hermano Santo (35%) y su hermana Donatella (20%). A su pareja le dejó una pensión de 28.500 dólares mensuales.
Donatella quedó como sucesora en el diseño, algunas de sus innovaciones fueron: diseños para compañías de automóviles, celulares y uno de los últimos emprendimientos fue, la inauguración en Roma de una boutique dedicada únicamente a la joyería y relojes.
Al cumplirse 15 años de su muerte algunas de sus prendas más representativas se sacuden el polvo, y la etiqueta de hortera, y saltan de la calle a las páginas de la revistas. Es el homenaje de las estrellas al último Emperador de la Moda. El Museo del Traje de Madrid se suma al recuerdo con una exposición que recoge a la obra del italiano.
Por otro lado, Versace ha ganado popularidad a través de los años por impulsar la era de las Top Models, miles de pasarelas han sido testigos de los diseños de la marca. Muchas son las celebridades de Hollywood que visten diseños exclusivos de la compañía y que los muestran en cada alfombra roja que pisan.
Hombres, mujeres y adolescentes encuentran su espacio en Versace, si bien es cierto que a muchos el estilo de la marca les resulta algo sobrecargado, alrededor del mundo ha conseguido miles de fieles seguidores, que viven la vida a lo Versace.
En 2004 la casa anunció que abandonaba el calendario de la Alta Costura de París, y al año siguiente cerró las tiendas de Barcelona y Madrid. Llegaron años de dura travesía por el desierto y el olvido. Los momentos de gloria se limitaban a unos segundos en la alfombra roja de los Oscar aunque siempre ha contado con el apoyo del mundo de la música.
Madonna, Cristina Aguilera, Jon Bon Jovi, Britney Spears, Lenny Kravitz, Beyoncé…la legión de seguidores de Donatella es enorme y todos tienen algo en común: una potente carga sexual. 2009 fue un año aciago y se habló de pérdidas superiores a los 30 millones de euros. Hubo despidos masivos y más cierres, y cuando la medusa se ahogaba llegó la sueca.
H&M sedujo a Donatella para que la casa Versace colaborara con ellos. De la unión salieron dos colecciones: una de invierno y otra de verano que solo se vendió online en algunos países, España no fue uno de ellos. El impacto mediático ayudó a las ventas y los oros volvieron a brillar. Versace superó los beneficios previstos en un 15% aunque el balance seguía en rojo. La casa volvió a desfilar en la alta Costura de París en enero de 2012, y repitió en julio.
