Las mujeres embarazadas siempre se preocupan por llevar una mejor calidad de vida para su bebé: comiendo bien, haciendo ejercicio, durmiendo las horas necesarias, etcétera; sin embargo, uno de los riesgos latentes es el de la contaminación ambiental.
Y no debería ser de menos relevancia, pues el feto en desarrollo puede verse afectado al nacer prematuramente o sufrir deformaciones o algunas discapacidades.
Diversos estudios como el publicado en la revista “Environmental Health Perspectives”, asegura que la exposición de una mujer embarazada a un ambiente contaminado puede tener graves consecuencias para la salud de los bebés y que está directamente relacionado con el bajo peso al nacer.
Otro estudio realizado por la Universidad de California en Los Ángeles afirma que los bebés de las futuras madres que respiran altos niveles de monóxidos de carbono y ozono, tienen hasta tres veces más probabilidades de sufrir malformaciones faciales -sobre todo en la boca- y cardíacas.
La revista española de salud pública señala en su sitio web que se ha estimado que en los países industrializados un 20 por ciento de la incidencia total de enfermedades puede atribuirse a agentes ambientales implicados como los óxidos de nitrógeno y azufre, las partículas en suspensión, ozono, metales, compuestos orgánicos volátiles e hidrocarburos, que como consecuencia provocan enfermedades respiratorias, asma y alergias.
Existe un informe que ha sido elaborado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard y publicado en la revista “Environmental Health Perspectives”, que dice que cuanto mayor sea la exposición a las partículas finas emitidas por incendios, vehículos y chimeneas industriales principalmente en el tercer trimestre de gestación de un bebé, mayor es el riesgo de que desarrolle autismo.
La contaminación día con día se vuelve un tema urgente a resolver en cada habitante de este planeta, hacernos conscientes de lo que podemos hacer y dejar de hacer para que la calidad de vida sea mejor, es imperante.
Las mujeres embarazadas podrían, por ejemplo, evitar las zonas de mayor tráfico, el uso de la calefacción y durante el segundo mes de gestación tener mayor cuidado, pues es en este mes cuando se desarrollan los sistemas y órganos más importantes del bebé.
Recuerda: ¡ahorra, recicla y contribuye!
Fuentes:
– Rev. Esp. Salud Publica v.79 n.2 Madrid mar.-abr. 2005. La contaminación ambiental como factor determinante de la salud en:
http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1135-57272005000200001&script=sci_arttext
– La exposición materna a la contaminación se asocia con un bajo peso de los bebés en:
Se asocia el autismo con la exposición a la contaminación al final del embarazo en:
