¿De dónde viene la palabra Spam?

Lovely Spam, wonderful Spam!

Todos conocemos el Spam —mejor conocido como correo basura—, es más tenemos una bandeja dedicada a esto en nuestra cuenta de correo electrónico, que, cuando funciona bien, ni notamos que exista. Ahora bien, ¿cómo es que la palabra spam se utiliza para denominar al correo basura, y por extensión, a todo aquello que es repetitivo ad nauseam? La respuesta es que en el principio existía la comedia, y la comedia surrealista era con Monty Python.

Todo empezó en 1937, en Estados Unidos, cuando la compañía Hormel Foods —una procesadora de alimentos—  buscaba una forma de vender carne de cerdo barata, particularmente del hombro del animal, ya que se trata de una pieza que no se vendía mucho. La solución fue el Spam, carne de cerdo enlatada. No se sabe con certeza el origen del nombre, pero la idea más popular es que significa Spiced Ham; o Shoulders, Pork and Ham. O sea, jamón. Para cuando comenzó la segunda guerra mundial, el Spam era bastante popular debido a su precio accesible, a que podía conseguirse en cualquier lado, y a que, por ser enlatada duraba mucho tiempo. Es decir, el alimento perfecto para los soldados estadounidenses en el frente europeo. Así fue que, durante la guerra, el Spam cruzó fronteras y se convirtió en el alimento base en el racionamiento del ejército estadounidense, ruso y británico —incluso recibió loas tanto de Margaret Thatcher y de Nikita Krushev­—; y en el alimento para el pueblo en tiempos de escasez que provocó la guerra. El spam se convirtió en algo tan presente en la dieta de la gente que se volvió sinónimo de algo aburrido y repetitivo.

 

Y entonces llegaron los Python. En 1969 comenzaron la emisión de la serie de comedia surrealista Monty Python Flying Circus —en cuyas filas desfilaron individuos de la talla de John Cleese y Terry Gilliam—, donde presentaban sketches satíricos que lo mismo presentaban una versión incompetente de la inquisición española, pasando por un grupo de abuelitas pandilleras que incluso aterroriza a adolescentes punks, y hasta un programa de concursos con los mismísimos líderes marxistas. En 1970 hicieron un sketch sobre una pareja que llega a un café inglés, y absolutamente todo en el menú tiene Spam, mucho Spam, demasiado Spam. Y cada que la palabra spam se repite mucho, un grupo de vikingos que también está en el café —porque, ¿por qué no?— comienza a cantar. Y lo pueden ver a continuación, no tiene desperdicio:

 

 

Hacia los 80, cuando la serie ya había ganado un status de culto. Algunos usuarios —ultra-nerds fans de las rutinas cómicas de los setenta— de los incipientes foros de internet, entonces conocidos como “tableros de anuncios”, tenían la costumbre de saturar la pantalla escribiendo SPAM una y otra vez con tal de bloquear los mensajes de los usuarios. Esta técnica primigenia de troleo llegó a conocerse como spamming.

Y desde aquí, sólo hace falta un salto al mundo del correo electrónico. Ya en la década de los noventa, era común recibir montones de correo basura —anuncios publicitarios, fraudes, productos milagro, noticias de msn, ustedes pidan—, y también ya existían herramientas para identificarlo y evitar recibirlo, hasta donde fuera posible. El uso de la palabra Spam para los mensajes irrelevantes en los foros de internet ya estaba generalizado y ganaba aceptación en el habla común. El siguiente salto, los diccionarios. Nuestro amado y nerd jamón enlatado Monty-Pythoniano ya puede encontrarse en los diccionarios Oxford y de la RAE. Esa es la historia, y ahora que saben cómo se hace, no lo hagan.

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