El día mundial de la cámara estenopeica.

Es una grata sorpresa ver que, en estos tiempos en los que impera la fotografía digital, los métodos tradicionales aún están en boga. Es por ello que cada año, en el último domingo del abril, se celebra el día mundial de la cámara estenopeica; por lo que el día 29 del mes pasado, miles de fotógrafos aficionados de todo el mundo salieron a las calles para capturar imágenes de su entorno. El procedimiento es relativamente sencillo: se arma una cámara utilizando los materiales que se tengan al alcance, incluso una cámara a la que se le ha desmontado el objetivo; se sale a tomar fotografías; se revelan en un estudio que bien puede ser profesional, improvisado o tal vez un esfuerzo colectivo; y se hace alguna captura digital de los resultados con el propósito de compartirlo al mundo.

Ahora bien, ¿cómo es que surgió este tipo de fotografía? La fotografía estenopeica tiene su origen en la cámara obscura, un fenómeno óptico que ocurre de manera natural cuando la luz del día pasa por algún orificio y se proyecta en alguna superficie, dando lugar a una imagen invertida de lo que hay afuera. Existen descripciones de este tipo de fenómenos desde cuando menos, el 470 AEC, hechas por filósofos chinos o griegos. Para el siglo VI de nuestra era, físicos primigenios de China, Bizancio o el mundo árabe utilizaban la cámara oscura para estudiar el comportamiento de la luz; de tal forma que para el s. XI ésta ya se construía tanto para fines científicos como para entretenimiento. Hacia el s. XIX, en los albores de la fotografía, se tomó el concepto para aplicarlo en la captura de imágenes sin necesidad de un complejo sistema de lentes, sino valiéndose de un estenopo, es decir, un orificio practicado en un material delgado cualquiera, que es el que permite el paso de la luz hacia la cámara.

Para hacer una cámara estenopeica es necesario conseguir el cuerpo de la cámara per se, puede ser una caja de cartón o de madera; una lata; tal vez alguna cámara vieja sin el objetivo, se sabe de fotógrafos que han utilizado su propia boca como cámara. Después hay que hacer el estenopo: con la ayuda de una aguja puede practicarse una perforación en papel, cartón o en una pieza de aluminio que se obtenga de una lata. A continuación, se monta el estenopo en la cámara, asegurándonos de que éste sea el único lugar por donde entre luz. La parte más complicada es montar el material fotosensible, es decir, película fotográfica o papel fotográfico, que deben introducirse dentro de la cámara en condiciones de oscuridad total —o con luz de seguridad si se tiene—. Se cubre el estenopo y ¡listo! Ya se está listo para salir y experimentar. Para tomar la fotografía basta con descubrir el estenopo y esperar. El tiempo dependerá de las condiciones de luz, el tamaño del estenopo y qué tan sensible es nuestro material fotosensible; así que puede ir desde 3 o 10 segundos hasta 40 minutos o más. El último paso es el revelado, que por lo general es mejor hacerlo en grupo para solventar los gastos de los químicos y equipo necesario. Si bien parece una actividad tediosa, el hecho es que el encanto de la cámara estenopeica es precisamente, que es menos predecible que una cámara convencional, y que el proceso de creación resulta ser una experiencia personal.

El día de la cámara estenopeica surgió en 2001, creado por un grupo de entusiastas, con la misión de promover y celebrar este tipo de fotografía. Y desde entonces, aficionados de todo el mundo han compartido sus fotografías, que pueden verse aquí:

http://pinholeday.org/gallery/

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