¿Eres un consumista sumiso?

La palabra sumisión refiere según la Real Academia Española a: Sometimiento de alguien a otra u otras personas. Acatamiento, subordinación manifiesta con palabras o acciones. La publicidad es un arma muy sutil y poderosa que tiene a miles de personas sumisas, dado que compran una necesidad creada, sin preguntarse lo más básico: si realmente lo necesitan, para qué, si cuentan con el dinero o no, si lo hacen para cubrir huecos emocionales, entre muchas otras razones que también sabemos, no las encontraremos al comprar un producto.

 

 

Actualmente vivimos en un mundo donde <<comprar y tener>> parece colocarnos automáticamente en un grupo o status al que deseamos pertenecer. Más allá de las razones y consecuencias psicológicas que tenemos los consumidores al comprar, se encuentran razones no menos importantes: todo lo que se compra se desecha. Ya sea a largo o corto plazo, hacernos responsables de lo que adquirimos debería tener la misma responsabilidad cuando lo desechamos.

Cada que compramos aunque sea un chicle, una paleta de dulce, cualquier producto viene con un empaque o envolvente de materiales reciclables o no pero, ¿qué haces con ese desecho? ¿lo tiras a la calle porque cuando es muy pequeño no pasa nada? ¿lo colocas en el bote de basura? ¿lo reciclas? ¿Sigues comprando y desechando? El problema no radica en tener el dinero para adquirir algo, el problema es cuando cubrimos la necesidad ya sea de hambre o deseo y no nos percatamos de la gran cantidad de basura que sumamos al planeta, poco a poco. Es fácil caer en la sumisión cuando consumimos, yo diría que muchas veces es inevitable, porque hay que cubrir aunque sea necesidades de alimentación y no todo viene sin envoltura; pero ser sumisos en plena crisis ecológica mundial es una acción irresponsable e inadmisible.

 

                    

    

 

¿Por qué la apatía de hacernos responsables de lo que desechamos? Es muy lógico que creamos que “no pasa nada” si tiro una basurita, porque las consecuencias no las estamos viviendo en todo su esplendor, apenas si algunos se dan cuenta que por ejemplo, tirar basura en la calle provoca inundaciones y caos vial cuando llueve y que si a la fecha no me ha afectado directamente, entonces me doy <<permiso>> de tirar basura, total qué tanto es tantito! En el libro “Vivir (bien) con menos: sobre suficiencia y sostenibilidad” se menciona que: “los procesos que cuentan en la degradación ambiental suelen ser resultados agregados de acciones individuales múltiples y dispersas, cada una de ellas de efectos infinitesimales, de modo que resulta difícil percibir individualmente la relación entre acto individual y los efectos agregados”. Es decir, si hoy decido contribuir a favor del medio ambiente y decido no llevarme mi auto al trabajo y tomar la bicicleta o el transporte público, la disminución de CO2 será insignificante en el momento y entonces no me sentiré motivado para continuar con esta pequeña gran acción. Por lo tanto, si muchas personas se desmotivaran igual que yo cuando deciden hacer algo a favor del medio ambiente, la contaminación será apreciable en poco tiempo, porque será el resultado de millones de pequeñas decisiones “insignificantes” que se dejaron de tomar.

 

 

De esta manera es como podríamos ejemplificar que cualquier acción que tengamos a favor del medio ambiente se sumará a la de otras personas y que si no vemos un cambio en el momento lo podremos ver en un futuro, lo importante es hacerlo todos los días y ya! Porque lo que actualmente vivimos nos está encaminado a vivir las consecuencias de años de inconciencia e irresponsabilidad por parte de todos. Dejemos la sumisión, ese estado de inconsciencia y hagámonos responsables de la huella que estamos viviendo y la que dejaremos en este planeta a futuras generaciones.

Recuerda: ahorra, recicla y contribuye

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