Las bolsas de las que debes prescindir

 

Hoy en día es común creer que las bolsas más contaminantes son las de plástico y por desgracia no es así. Las bolsas de papel llevan un largo proceso en su fabricación que comienza en el bosque con la tala de árboles. Aunque los árboles se pueden renovar, tardan muchos años para hacerlo y más aún si no hay un control de reforestación. Además, la industria del papel es una de las más contaminantes, ya que para generar la celulosa se utilizan químicos y ácidos, así como enormes cantidades de agua para tallar y blanquearlo. El papel cuando se degrada, emite metano por fermentación, gas de efecto invernadero muy nocivo, tiene una capacidad limitada de ser reciclado y este proceso también es muy contaminante.

 

Las bolsas de plástico pueden estar hechas de diferentes polietilenos, para su manufactura se requieren combustibles fósiles como el petróleo lo cual implica la emisión de gases contaminantes como el CO2 y por ende contribuye por mucho al calentamiento global. Las bolsas de plástico pasan a formar parte de la cadena alimenticia y miles de animales mueren por haber ingerido las bolsas al confundirlas con alimento. Las especies marinas se ven en peligro pues el tamaño de su boca hace posible que se traguen estos materiales y acaben muertos de inanición o asfixiados por no poder respirar al quedar el plástico atascado en su boca.

 

Seamos conscientes de que ninguna bolsa desechable es mejor que otra, ya que ambas terminarán contaminando el medio ambiente. Si por necesidad hacemos uso de ellas, hagamos que su período de vida sea lo más largo posible y consideremos adquirir bolsas de uso prolongado, como las de tela, plástico biodegradable o canastas.

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