TRADUTTORE, TRADITORE

En español, el título de esta entrada significa “traductor, traidor”, pero más bien hace referencia a una situación particular de la traducción: “la traducción literal puede ser traicionera”. Parece ser que la frase apareció en el Renacimiento —en medio de la rivalidad cultural que había entre Italia y Francia— cuando a los lectores italianos les parecía que a las traducciones al francés de la obra de Dante les faltaba algo: les parecía que traicionaban la belleza de la obra o su precisión. Errare humanum est, dice otro viejo adagio, de modo que muchos errores de traducción ya han pasado a la historia. He aquí una lista de sólo unos pocos:

 

  1. San Jerónimo y los cuernos de Moisés

La biblia se escribió originalmente en hebreo y en griego, y fue tarea de Eusebio Hierónimo —el santo patrono de los traductores e intérpretes—, por encargo del papa Dámaso I, traducirla al latín. El resultado fue la biblia vulgata (los perplejirijillos ya habrán entendido la referencia). Hay un pasaje que describe cómo Moisés baja del monte Sinaí con resplandor en la cabeza, pero en la traducción de Jerónimo se lee: cuernos. Y es que, en hebreo, la primera es karan, y la segunda keren. De ahí que muchas esculturas de Moisés tengan cuernos, lo que ha contribuido a la imagen negativa que se tiene de los judíos.

  1. To Kill a Mockingbird

O como la conocemos en el mundo hispano: “Matar un ruiseñor”, nos da un ejemplo de las difíciles decisiones que deben de tomarse al traducir. Y es que, si uno busca en el diccionario la palabra mockingbird, nos encontramos con que significa “sinsonte” —sip, el de las cuatrocientas voces—, un pájaro que sólo se encuentra en América, mientras que el ruiseñor sólo se encuentra en Europa y Asia. Sin echarles a perder mucho de la novela de Harper Lee, el mockingbird simboliza la inocencia y hasta el tabú, pues este pájaro es emblemático del sur de los Estados Unidos. Las razones del cambio todavía me eluden, pero probablemente tengan que ver mantener un título que sonara más poético.

  1. La aguja y el camello

Todos recordamos aquel pasaje bíblico donde Jesús asegura que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico vaya al cielo. ¿Verdad? Nop. Parece ser que se debe a otro error de traducción, pues en el texto original en griego aparece la palabra kamilos —cable, cuerda—, que se entendió como kamelos —camello—. Hay otra versión que alude a que la aguja es un tipo de paso, como un arco, y que la aguja es simplemente el orificio de entrada, por el que un hombre rico —cargado de mercancías y montado en camello— no podría pasar.

  1. La zapatilla de cristal

Una vez más. Todos sabemos que la Cenicienta usaba zapatillas de cristal, ¿cierto? Y una vez más: nop. Resulta que, en la versión oral del cuento, la zapatilla es de vaire —en francés, cuero, o el pelaje de un animal—, pero Perrault entendió mal y escribió verre —en francés, cristal—. Y es que, en ese entonces, la nobleza sí podía costearse calzado de cuero.

  1. Los canales de Marte

Si uno busca en el diccionario la traducción al inglés de la palabra “canal”, nos encontramos con que puede ser channel, o canal. La diferencia es que la primera se refiere a un camino natural de agua, mientras que la segunda es un camino hecho por el hombre. En 1877, el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli descubrió que había canali —canales, o líneas— en la superficie de Marte, lo que llevó al astrónomo estadounidense Percival Lowell a creer que estos canales probaban la existencia de vida inteligente en planeta rojo. Y por tercera vez, nop. Se ha comprobado que los canales son ilusiones ópticas, pues equipos de mayor resolución en las misiones Mariner 4, 6, & 7 han mostrado que no hay tales canales, pero sí muchos cráteres.

1 comentario en “TRADUTTORE, TRADITORE

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Todos los Derechos Reservados Feel ® 2016
Develop & Design: JG