MUSICA ELECTRONICA II

Oxygén, La explosión del Maestro.

La principal dificultad a la que nos enfrentamos al abordar la historia y el desarrollo de la música electrónica, se halla en la imposibilidad de trazar una linea cronológica clara y precisa, debido a la cantidad de vertientes y variantes que nos encontraremos en el proceso, pero lo intentaremos en lo posible; y asi, en este segundo capítulo regresaremos un poco sobre nuestros pasos, y dejaremos al house al techno y al trance naciendo, mientras nosotros volvemos al principio de los setentas, porque aparece en escena el personaje posiblemente más importante de el género que nos ocupa.

En 1948 nace en Francia, hijo del compositor de bandas sonoras de películas como Dr. Zhivago, Lawrence de Arabia,Gorilas en la Niebla Ghost, y un largo etc de nombres reconocibles (cualquier cosa¡¡¡) Jean Michel André Jarré (su padre es Maurice Jarré), y si bien es cierto que se trata de un padre ausente desde los cinco años de Jean Michell, queda claro que la música le viene de ahi, aunque es firmemente fomentada por su madre, asi que crece formando proyectos en los que toca intrumentos tradicionales y se desenvuelve en la época en la que, de la mano de Pink Floyd, el mundo se entrega a la experimentación constante y delirante del rock progresivo, y cuando (como ya vimos en el primer cap.) el sintetizador moog se adueña de los estudios, el joven Jean Michell se tira de cabeza a la nueva corriente y cambia, no solo su vida, sino la de mucha gente y, de paso, la de la historia de la música. A estas alturas no lo sabe, pero tiene un lugar primordial reservado en la historia musical humana.

En 1976, tras inumerables grupos y proyectos, incluyendo su primer soundtrack, se encierra con sus propios y escasos medios en el comedor de su departamento parisino, y sin atender al mundo que sigue rodando en el exterior, graba Oxygen, obra fundamental de la electrónica (y tal vez de la música, eso lo veremos en un par de generaciones) por varias razones, principalmente, la musical, ya que con arcaicos sintetizadores y una grabadora de ocho pistas, en un sitio “no apropiado”, Jarré nos entrega una de las cumbres de la vanguardia musical de su tiempo, te das cuenta de su alcance cuando después de años de observación, constatas que, sin saber cómo, varias partes de el album se han incrustado en el fondo del consciente colectivo, muchísimas personas que ni siquiera lo han oído nombrar, pero que de inmedianto identifican partes de el dicho disco, incluso tarareandolas, sin tener muy claro donde la han oido, pero eso si, conociéndola. La otra razón importante radica en la parte comercial y lo que pasó con la obra. La primer dificultad que encontró fue que todas las puertas de las disqueras  se le cerraban en la cara. Presentaba un album de música puramente sintética, sin voces ni letras en las piezas cuyos nombres, por si fuera poco eran “parte 1, parte 2, parte 3, parte 4″… Definitivamente, a ojos del productor tradicional, el jóven francés no se enteraba muy bien de que iba este negocio de la música. Pero en uno de los primeros proyectos en los que participó en sus principios, llamado el grupo de investigaciones musicales (de Pierre Schaffer, un músico que proclamaba que para hacer música no hacen falta instrumentos especiales; que cualquier cosa que produzca sonido es un instrumento en si), conoció a  la esposa de Francis Dreyfuss, un pequeño productor que, quien sabe por que curiosa inspiración, pasó por alto todas la características que hacían ver muy complicada la venta de la obra, y decidió hacer una edición de 50 000 ejemplares… Hoy, al año 2016, treinta años después de ver la luz, Oxygén ha vendido mas de quince millones de copias por todo el mundo, lo que equivale a un promedio de medio millon de copias cada año durante tres décadas ininterrumpidas, una cifra a la que muy pocos en cualquier parte del mundo o en cualquier género, pueden aspirar.

Tanto Tangerine Dream como Kraftwerk, (sobre todo estos últimos) habían sido fundamentales en el nacimiento de la electrónica como género, y los Kraftwerk lo lograron popularizar bastante, pero la línea seguida por los alemanes se basaba más en la secuencia y el sonido dentro de la misma, la percusión casi omnipresente y en posición central de la composición; y su público en el fondo, no pasaba de los círculos intelectuales y vanguardistas que, por todo el mundo, circulaban de mano en mano los discos y las cintas de las dichas bandas.

Con Oxygén, Jarré eleva la electrónica a otro nivel, y con ella, él mismo. En el trabajo, la vía se centra más, como ya desde el nombre sugiere, en la atmósfera y el ambiente que crea, la secuencia es el arma que usa para ello, no el centro de la obra, y es tal el impácto que causa, que la música electrónica, se establece como género aceptado y valorado, callando a toda la gente que predijo que esos locos alemanes con teclados no llegarían muy lejos con esa música que nadie entendía, y sigue siendo popular, pero él, Jarré, se vuelve más que popular, se vuelve absolutamente masivo.

Vienen los siguientes trabajos, y con ellos, los conciertos… los conciertos de Jarré… pocos, muy pocos, pero con una cosa asi como un millón de espectadores en cada uno (a veces más a veces menos, pero una época en la que Jarré rompía el record Guiness del concierto más multitudinario, que antes tenía el propio Jarré, durante varias ocasiones). Pero los conciertos de Jarré y su banda no son como los de cualquier artista ni banda, son una experiencia multimedia irrepetible que se adapta al escenario y al momento, por lo cual, es algo que sólo pasa en lugares y especiales muy concretos. Lo han visto asi tocar lugares como las pirámides de El Cairo, La Torre Eiffel, la Ciudad Prohibida de Pekín (que se dice fácil ser el primer extranjero en presentarse ahi), Varsovia en la celebración de el triunfo de el pueblo, en la puerta de Brandemburgo poco después de la caída del muro, y muchos lugares que, a pesar de parecer muchos, si se espacian a lo largo de su carrera, no resultan tantos, aunque claro, si vemos sus videos nos damos cuenta de el porqué. Su espectáculo no es un show en serie, pasa una vez, en un lugar, y por algo… Así pues, en México tuvimos la oportunidad de verlo en 1991, uno de sus grandes proyectos, el eclipse en Teotihuacán… Ay¡… que emocionados estábamos todos¡ Pero al final el concierto no pasó. Durante años, la versión que corrió, y la que yo supe y daba por cierta, fue que el gobierno, (recordemos la fecha 91, la cumbre del Salinato) puso por pretexto el temor al estado de las ruinas (excusa muy tonta ya que por otro lado, las pirámides se llenaron igual), para evitar la celebración del evento, ya sea por desacuerdos económicos -otra versión oficial-, o porque simplemente no interesaba por esas fechas dar lugar a tal evento en el que, evidentemente, la conciencia general se activaría hacia un lado no muy  cómodo, políticamente visto… Pero resulta que ahora, revisando información para esta serie, me he encontrado la reciente declaración del propio Jarré en la que cuenta que el concierto no se llevó a cabo porque el barco que traía su material (imáginemos cuánto) se hundió en medio del atlántico y hubo que cancelar todo, quedando él muy tocado con la historia (narra que durante dos años no pudo ni siquiera comer comida mexicana)… No se sabe… no se sabrá, las dos versiones hacen aguas (nunca mejor dicho), la cosa es que perdimos la oportunidad de verlo… Si hay un concierto en el mundo que daría lo que fuera por ver, definitivamente sería el de este maestro de la electrónica y el visual.

Queda ahí la referencia de este personaje importante y de su trabajo más significativo, de la semilla de su música, Francia se va a convertir en una de las mecas de la electrónica, verá surgir a otros grandes maestros y revolucionarios de el género como Laurent Garnier a finales de los ochenta, detonante de la gran ola francesa que dará nombres como Justice, Sebastien Leger, Bob Sinclair, Julial Jeweil, Oxia, etc, etc. destacando al último paso de la corriente francesa, el colectivo hungry music formado por Joachim Pastor, N’to, y Worakls, muy recomendables.

En sus últimos trabajos, el maestro Jarré, que ya va de regreso de todo, que ganó todos los premios y reconocimientos, tocó (casi) donde quiso; vuelve la mirada más hacia la pista de baile (quien lo dijera, muchos temas vocales), y ofrece un mosaico de pequeñas joyas para los djs de distinos estilos, siendo esta otra de sus invalorables aportaciones a las nuevas generaciones de la música electrónica… y que nos dure mucho¡ No nos olvidemos que hablamos de un artista que, en una época donde no había internet, y donde colocar la musica propia en el mercado era muchísimo más dificil que ahora, coló un producto en el que la industria no acababa de creer, a una altura a la que, aun hoy en día, parece dificil de creer, sobre todo porque demostró por un lado que cuando la música es buena, no se necesita de grandes aparatos de propaganda y mercadotécnia, y por otro, que la música electrónica no iba a ser una moda pasajera y efímera.

Antes de despedirnos de esta entrega, nos gustaría aprovechar la fecha señalada y patria, y el tema que hoy abordamos, para hacer una referencia a un personaje mexicano que, al igual que Jarré en Francia, sembró la semilla de la electrónica aqui en nuestro país, mezcládola más que sabiamente con la música prehispánica… En mi tempranisima juventud, amante emprdernido de los discos y los casettes, muy cerca del Oxygén de Jarré, se encontraba el Comala, de Jorge Reyes, a quien hoy saludamos y recordamos siete años y medio después de su fallecimiento, con el que además, dejó claro, como ultimo y maravilloso acto, su condición de shaman, ya que simplemente se quedó dormido y no despertó. Mas adelante ahondaremos en la figura de este personaje, por hoy, que valga la referencia septembrina.

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