A principio de año me encontraba emocionado por ver a una de mis bandas punk favoritas, “Rancid”. Hice lo imposible por entrar, ya que me habían quedado mal con la entrada el día del concierto, unas llamadas y un post en Facebook fueron suficientes para cumplir un sueño esperado desde los 10 años; pero esa no es la historia de hoy, tan solo es una introducción para lo que me gusta llamarle punk, no hay mejor punk que el que no escucha punk.
Muchas de mis influencias musicales sí son punk y tienen toda la actitud, mi banda favorita del género es “Bad Religion”, seguida por “Rancid” y “Descendents”, los gustos pasan por “Nirvana”, “Motorhead”, “Pantera” y muchas bandas que podrían catalogarse punk o rock, metal o simplemente pesadas, pero en un mundo en el que me pienso inmiscuir, llamado periodismo musical, es necesario, o eso pienso, abrir tu panorama, tu oído y no encerrarte en el rock, pop, cumbias o la vertiente que sea.
Gracias a ello he llegado a cosas que suenan realmente feas y otras que no suenan mal, pero simplemente no son de mi agrado, y otras tantas a artistas que uno pensaría yo repudiaría por el simplemente hecho de ser pop o algo que la gente ha catalogado como algo que una persona que viste de negro y se mete al “slam” no escucharía.
Para no darle más vueltas al asunto, uno de mis gustos, igual a “Rancid”, pero en otro género, es Katy Perry. Y no, no es culposo, simplemente es uno de esos gustos a los que llegué por esta apertura musical, también es uno de esos gustos que desarrollé antes de dedicarme a esto, por allá de 2011.
¿Y por qué quise hablar en esta ocasión de Katy Perry? Por el simple hecho de que hace un par de meses, creo, estrenó nuevo material, y por fuera de Madonna es un icono, para mí, destaca en el pop actual y en este, su último disco de estudio “Witness”, se me hace completo en todo sentido, desde lo sencillo como número de canciones hasta el concepto, arte y cambio de estilo que Katy tomó para esta nueva etapa.
Desde la primera canción hay tintes pop que ya se conocían de la cantante, cosas como los teclados que han hecho característico su sonido y hasta los coros que de un momento para otro parecen tristes, pero emanan felicidad, el plus ahora es una base electrónica más marcada, algunos apoyos que hacen los cambios de ritmos más familiares y al mismo tiempo agradables para seguir con un probable baile.
Temas que conocimos hasta la presentación del disco como “Hey Hey Hey”, “Power”, “Bigger than me” y otros sencillos que ya habíamos conocido como “Swish swish” y “Bon appétit” contienen un ritmo “Old School” del Hip-hop, pequeños ritmos y “loops” que se mimetizan entre el pop electrónico y los coros, por ese motivo, tal vez, hay por primera vez un letrero de “PARENTAL ADVISORY EXPLICIT CONTENT” en un disco de la artista, pero como todo fenómeno pop, es algo que a nadie le extrañó.
Visualmente hablando, el nuevo look de Katy es un homenaje digno, creo yo, de esa cultura Hip-hop, con un corte de pelo corto, teñido de rubio, y sombras en los ojos, al menos a una época después de Eminem.
Los videos que hemos visto hasta el momento tienen de todo, en el “lyric” de “Chained to the rhythm” tiene un hámster y su pequeña comida que causa ternura, en “Bon appétit” encontramos un video con una crítica más social, donde cocinan, literalmente, a Perry, y se ve que se está preparando para ser consumida por personas trajeadas, posiblemente políticos, dando un giro inesperado, ¿o sí? , al final del video.
Para “Swish swish” hay un video digno de ver y no contar, presentando lo que es el visual de un artista pop. En conclusión y como recomendación, este es un disco completo en materia pop, hay que escucharlo de inicio a fin y comparar con toda la discografía pasada de Katy o simplemente con “Prism” que es un gran disco, pero que a mi parecer es el más comercial y sin sentido de la artista; en el actual sí hay mensajes, algo a lo que deberíamos prestar atención y que están realizando la mayor parte de artistas estadounidenses.
