Una pequeña historia del rock en México

El rock se origina como una música de protesta.

En este artículo trato de hacer una pequeña fotografía del rock en México, que seguro deja muchas cosas de lado y solo trata de ser una reflexión desde el punto de vista del autor, lo que sí es seguro es que necesitamos generar más historias de esta música y sus subgéneros para tener mejores reflexiones hacia el futuro.

En nuestro país, el rock al igual que en su propia concepción es un movimiento de ruptura. Sin embargo, ahora también es un estilo musical más, que ya no necesariamente crea identidad ni es contracultural.

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El rock se origina como una música de protesta o al menos diferente a lo que escuchaba el resto de la sociedad, en México, al menos, al industria del rock no existía como tal (me refiero al rock después de Avándaro que lo convirtió en una música marginada), porque antes de eso tuvo cierta aceptación con traducciones de canciones en inglés (César Costa, Angélica María, entre otros).

Por muchos años este tipo de música se ubicó como aquello que dotaba de cierta identidad a los grupos marginados, a las personas que estaban en contra del sistema, los conciertos de hacían en los hoyos funkies o en el Estado de México.

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Pero lo que me interesa aquí no es hacer una geneología del rock en México desde sus orígenes, sino desde allá por 1992, en esa época había una serie de grupos que hasta ahora se escuchan, agrupados bajo el sello Culebra subsello de la disquera BMG y Polygram con Manicomio que sin temor a equivocarme agrupó a varias de la mejores bandas de la escena nacional: La Lupita, La Castañeda, Tijuana No, La Cuca, Botellita de Jerez, y otros grupos que se fueron integrando en sus escasos 5 años de existencia de este subsello, así como Resorte y Control Machete en Manicomio, algunas otras disqueras entran un poco al juego como Sony con Sekta Core y Genitallica, Warner traía a Café Tacuba desde el 92,

Lo importante también fue el punto de inflexión que significó 1994 con el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional lo que originó una serie de conciertos, los llamados “masivos” que fue una manera de auto organización de las bandas para hacer míticos festivales en una gran cantidad de universidades y espacios.

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En ese mismo año también fueron los la raza”, una gira por varios estados de la república mexicana, organizados por el subsello antes mencionado, del cual surgió un mítico disco con el mismo nombre.

Lo interesante es que de alguna manera gracias a la industria musical, pero no totalmente cooptado por ella (simplemente el subsello desaparece después de 5 años), permite hacer una gran escena del rock independiente, en la cual se comienza a generar una circuito que abre algunos espacios, saca de los hoyos funkies al rock nacional e incluso comienza a internacionalizar a algunas bandas.

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Así el rock en México deja de ser visto como un peligro y se convierte en una oportunidad, tampoco apostando a generar grandes bandas ni nada por el estilo, sino a aprovechar lo que hay en el camino, bajo esta lógica se crea el Vive Latino, el cual años después se convertirá en el llamado “mejor festival de América Latina”, entonces en vez de los grandes conciertos masivos desorganizados, muchas veces violentos, con un costo simbólico, se forma una industria musical que comenzó no sólo a impulsar este tipo de festivales con bandas en español, sino que fue el gran momento para comenzar a traer cada vez más grupos que nunca pensaríamos ver en México, recordemos que también un festival como el Razteca fue organizado también por Ocesa en su quinta edición (2000) y trajo a Pato Banton y Cultura Profética.

De esta forma se origina la etapa de los conciertos bien organizados, con un monopolio que controla la industria y a los que la gente puede acudir sin preocuparse por que sea impedido por las autoridades o que haya violencia.

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De esta forma, si bien en un primer momento los conciertos de rock fueron un espacio autogestivo, en los cuales se pretendía difundir cierto mensaje y crear conciencia sobre cierto hecho (aunque talvez esto no se lograba del todo) se pasa a una etapa en la cual la industria de los conciertos cae en un monopolio cooptando espacios que antes escapaban a esta lógica.

La conclusión de todo esto es: realmente no podríamos disfrutar de una gran cantidad de bandas, que como dije antes, jamás hubiéramos imaginado ver, por un momento parecía que un festival como el Vive Latino podía consolidar un circuito del rock en español más sustentable, al final despareció esta forma autogestiva de hacer conciertos e incluso de crear conciencia por medio de la música; ahora gozamos de mejor organización, que incluye sonido, venta de boletos, bebidas, comida, etc., no obstante, los espacios deberían estar abiertos para que tanto la gran industria organice eventos, así como las pequeñas productoras e incluso las bandas de manera autogestiva si lo desean.

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