¡CUBANOS A LA FILA! FIN DE LA POLÍTICA PIES SECOS, PIES MOJADOS

¿Castigo al voto cubano o medida efectiva?

Es sabido que la política migratoria de los EE.UU. responde a sus intereses económicos y políticos. Hacia Latinoamérica por ejemplo, pese a que se ha caracterizado por mantener una postura rígida, cada país tiene sus particularidades y dinámicas, no es lo mismo ser un inmigrante mexicano que uno salvadoreño, o uno cubano. Estos último, hasta hace poco, no solo se encontraban exentos de una deportación, sino que tenían la posibilidad de obtener la residencia permanente.

Para entender la dinámica de la migración cubana a los EE.UU y del porqué gozaban de este privilegio, recordemos que la Ley de Ajuste Cubano (Cuban Adjustment Act, CAA) de1966, que hasta hace poco regía la política de inmigración cubana a los EE.UU, y mediante la cual se otorgaba a los cubanos un procedimiento especial para obtener la residencia estadounidense, fue creada en el contexto de la Guerra Fría, en la que las grandes potencias querían imponer sus modelos económicos en todo el mundo (capitalismo vs socialismo).

El gobierno estadounidense incentivó de esta manera, una migración ilegal que junto con el bloqueo económico impuesto a la isla (derivado de las expropiaciones de propiedades y compañías estadounidenses por parte del gobierno cubano en 1960 tras el triunfo de la Revolución Cubana), formaban parte de las hostilidades de EE.UU. hacia Cuba, con el objetivo de desestabilizar al gobierno revolucionario, desacreditar su modelo político, promover la fuga de capital humano y  movimientos contrarrevolucionarios.

El cese de las relaciones diplomáticas entre ambos países y la cancelación de vuelos comerciales dio como resultado oleadas de cubanos buscando alcanzar el sueño americano a un alto costo, vía terrestre por la frontera con México o poniendo en peligro su vida al intentar cruzar el mar en balsas para llegar a las costas de Florida.

Con “la crisis de los balseros”, en 1995 el gobierno estadounidense y cubano llegaron a un acuerdo que derivó en una enmienda al CAA denominada “pies secos, pies mojados” (wet feet, dry feet policy en inglés), que básicamente consistía en que aquellos cubanos que lograran pisar territorio estadounidense (pies secos) tendrían la posibilidad de aplicar por la residencia legal, mientras que los que fueran detenidos en el mar debería ser deportados a su país (pies mojados).

Sin embargo, después de que en diciembre de 2014 el entonces presidente Barack Obama anunciara el inicio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y del levantamiento del bloqueo económico, el pasado 12 de enero de 2017, se anunció también el fin de esta política. Con ello, la amnistía de la que los cubanos gozaban se dio por terminada, y por consecuencia para ingresar al país tendrán que solicitar una visa de inmigrante como el resto de los países latinoamericanos.

¿Habrá sido esta una medida tomada por Obama, como castigo al voto cubano en las elecciones en las que Donald Trump salió victorioso? Las cifras del Pew Research Center, nos indican que pese a que en el estado de Florida (donde vive 7 de cada 10 cubanos) el 54% de los cubanos votaron por el candidato republicano, la candidata Hilary Clinton obtuvo el 52% de los votantes de origen cubano en todo EE.UU, el mayor porcentaje registrado por un candidato demócrata en los últimos ejercicios.

Ciertamente la diferencia de votos entre ambos candidatos no es considerable, incluso tampoco fue el factor determinante para que Trump ganara la Florida (sino el voto del electorado blanco que es 10 veces superior al cubano). Lo que sí es notorio es cuán polarizada se encuentra la población hispana de origen cubano, quienes de igual manera se encuentran divididos entre aquellos que celebran las relaciones con cuba y por aquellos que lo descalifican.

 

La realidad es que si bien Obama impulsó políticas de apoyo a los sectores más vulnerables, entre ellos migrantes indocumentados, en contradicción a lo que ha señalado Trump, también mantuvo una posición proteccionista respecto a sus fronteras.

Más que un castigo al voto cubano, la medida adoptada por Obama coincide con la línea que llevaba su política exterior. Con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, lo “políticamente correcto” era adecuar la política migratoria, pues las condiciones políticas que justificaba la medida “pies secos, pies descalzos” y el trato especial a los inmigrantes cubanos ya no corresponden a las condiciones actuales de la política internacional.

Al normalizarse las relaciones entre estos países, las causas de la inmigración cubana dejan de ser un tema político, para asumir la condición de una migración económica o social que caracteriza a los países de América Latina y el Caribe.

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