El Diablo usa una camiseta con un gato negro sobre una cruz rusa

Hoy mientras buscaba un libro de Ray Loriga en una de esas librerías escondidas en el centro de Madrid, se me reveló el Diablo, aja, así como lo oyen.

Al no encontrar el libro que quería comencé a hojear otros, ninguno en especial. De pronto una chica frente a mí (guapa guapa…) con una camiseta que dejaba ver un gato negro parado sobre una cruz rusa, comenzó a alzar la voz, cada vez más y más, estaba muy enojada, decía que le molestaba mucho que la gente desacomodara los libros, mientras yo veía cómo los volvía a acomodar. De pronto levantó la vista y me dijo con un extraño acento: “pero no me veas así tío, seguro que a ti también te enojan cosas, a ver, dime qué te molesta, algo, lo que sea”.

Ante la pregunta, yo sólo pude pensar en los chocolates, entonces le dije: “me molesta que me quiten los chocolates” (al tiempo que sentía un alivio por haber contestado tan rápido), ella asintió con la cabeza y eso me motivó a seguir contándole lo que me molesta. Le dije que me molesta mucho que las galletas se rompan por los lugares donde no se tienen que romper, que para eso tienen las chingadas rayitas. Que me molesta mucho que la gente le meta mano a mi comida. Que me súper encabrona que me dejen esperando. Que me enoja también, que la computadora o el celular se traben. Que me enoja mucho que la gente estorbe (aja, en muchos sentidos). Y ella dijo: “bueno, para, que ya me has ganado, a mí sólo me molesta que la gente desacomode las cosas”, y al final, y antes de que cayera rendido a sus pies me dijo: “si vas a llevar algo, llévate éste”, un libro de Fernando Vallejo que sin querer, terminé comprando.

 

Por cierto, ayer alguien me dijo: “yo no te gustaba hasta que YO te sugerí que te gustaba”. ¿Ven? El Diablo trabajando.

En verdad sospecho que no muchas personas han tenido tratos con el Diablo; quiero decir, tratos personales como aquél de Fausto con Mefistófeles, así que a la mayoría nos cuesta mucho trabajo tener una clara idea de su aspecto. Pero no dudo ni un poco que por lo menos una vez en la vida, medio en broma o medio en serio, todos se hayan preguntado cuál será el verdadero aspecto del Diablo y esto los haya llevado a imaginarlo. Yo sí lo he hecho, muchas veces, y poco a poco llegué a creer que la figura del Diablo debería de tener mucho que ver con su forma de acercarse a nosotros, es decir, intentando seducir. Así, llegué a la conclusión de que sería una chica muy atractiva, simpática, con una excelente sonrisa, delgada, con cabello lacio y negro, unos increíbles ojos cafés y tez blanca (justo como la chica de la librería).
Pero tiene que cumplir un requisito básico, si bien es cierto que el Diablo se esfuerza por estar al día para seducirnos, también es cierto que no vive en la tierra sino en el infierno, y ese desajuste hace que nunca consiga dar el tono adecuado a su aspecto porque siempre se excede en algo (por ejemplo, su irá incontenida en contra de la gente que desacomoda los libros). Aun así, uno nunca se da cuenta, sino hasta después, mucho después de que ya ha empeñado su alma a cambio de un trillado deseo mundano.
Aguassss con el DIABLO…

 

 

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