Fantasías y lecciones electorales

Recién presenciamos la elección para elegir gobernador en el Estado de México, entre cuatro candidatos que poco a poco fueron despuntando en la carrera por la gubernatura, pero en realidad entre dos que se colocaron como punteros: Delfina Gómez, de Morena, y Alfredo del Mazo, del PRI.

El pasado cuatro de junio sucedió lo que algunas encuestas habían pronosticado, una elección muy competida y con un resultado, por decir lo menos, apretado, la diferencia entre el primero y el segundo lugar fue de no más de tres puntos porcentuales, algo que no nos debería causar sorpresa, pues ha sido la constante en elecciones locales luego de los comicios presidenciales del 2 de julio de 2006 (donde la diferencia fue de menos de un punto porcentual).

 

 

Ganaron todos

Parece que la película se repitió, empezamos a escuchar a los candidatos declararse ganadores, primero Del Mazo y después Delfina. La irresponsabilidad ante todo.

 

El fraude absurdo

Si uno quiere hacer fraude en las elecciones, no le sirve inventarse mecanismos para modificar los resultados que aparecen en el PREP, ya que desde su nombre queda, o debería quedar, claro que son resultados preliminares, donde no hay ningún truco, los resultados casilla por casilla se suben al sistema y van apareciendo en tiempo real en Internet, un mecanismo por demás virtuoso, luego de la historia electoral de nuestro país, en particular la elección de 1988, es un mecanismo que se creo para inyectar confianza en los resultados, nada más; de nada sirve alterar el PREP si los resultados oficiales son los que surgen de los conteos distritales.

Posteriormente, siguieron los ataques al conteo rápido que presentó la autoridad electoral local, el cual, al principio nos sorprendió a muchos porque no se había utilizado el total de las casillas que en un principio se habían anunciado, esto es, nos enteramos primero que la muestra abarcaba 1800 casillas, pero que sólo se utilizaron los datos de 1300, lo cual a primera vista iba a provocar un sesgo en los resultados que arrojaba, mal hizo la autoridad electoral en no explicar de inmediato por qué fue así; sucedió que con ese total de casillas el conteo rápido ya presentaba una tendencia estable, y el nivel de confianza en el resultado que arrojaba ya era alto, además, el resultado al final no se apartó de lo que resultó del conteo distrital, un problema de comunicación, nada más, pero nada menos. Eso sí, como ya ha pasado, los partidos políticos estaban enterados de la metodología y de que esto era posible, pero se hicieron los sorprendidos.

 

 

Ataques a la autoridad electoral

Los ataques hacia la autoridad electoral y los señalamientos de fraude otra vez estuvieron presentes, sí, el fantasma de 2006 otra vez estuvo presente, pero las pruebas no han llegado. Se puede acusar en la plaza pública de muchas cosas a las autoridades electorales: que se hacen de la vista gorda ante ilícitos electorales, que favorecen a tal o cual candidato, y demás, pero si no se usa la vía institucional para formalizar las quejas, si no se tienen las pruebas suficientes para sustentar los dichos, sólo están creando un escenario de incertidumbre para la elección presidencial del próximo año. Después no nos preguntemos por la baja participación ciudadana en lo comicios, o la dificultad cada vez mayor para instalar las mesas directivas de casilla porque los ciudadanos sorteados y capacitados no asisten. La confianza en la autoridad electoral es fundamental, y sí, han tenido errores, pero no se vale acusar sin fundamento.

 

La lección del Estado de México

El Estado de México es la joya de la corona electoral de este país, cuenta con una lista nominal de poco más de 11 millones de ciudadanos (de las más grande del país), así, los partidos buscaron medir fuerzas de cara a las elecciones de 2018. Y el panorama es la incertidumbre.

El PRI con un candidato poco mediático, por no decir con poco carisma, apenas si logró ganar la elección. Si comparamos los datos con la anterior elección, donde el candidato Eruviel Ávila arrasó obteniendo poco más del 60% de los votos, en estos comicios la votación priista cayó a la mitad, los focos rojos del otrora partido de la Revolución deben estar prendidos, porque si tomamos en cuenta las acusaciones de que hubo una “elección de estado”, compra y coacción del voto, y demás viejas prácticas relacionadas con las elecciones, además de la cargada del gobierno federal y la abierta campaña y uso de programas públicos en favor de los mexiquenses, así como las constantes visitas tanto del presidente como de altos funcionarios al estado, hace pensar que ya no es suficiente, o que ya no sirve hacer todo eso (ENHORABUENA), pues apenas pasaron el 30% de la votación y sólo quedaron arriba por tres puntos porcentuales de su más cercana contendiente. Sí, el PRI ganó la gubernatura, pero con estos resultados quedó atrás la idea de que ganar el Estado de México era el camino para ganar la presidencia de la República; los resultados sólo nos presentan un panorama altamente competitivo para el próximo año.

Por otro lado, si las izquierdas se hubieran coaligado todo indica que en este momento la gubernatura sería suya, un espectro de alrededor de 50% de votantes en el Edomex, PRD y Morena, juntos, podrían ser altamente competitivos y tendrían altas posibilidades de ganar la presidencia de la República en 2018; pero ya en días pasados AMLO anunció que no se aliarían con el PRD, le cerraron la puerta a la negociación política, el personalismo que empiezan a encarnar quizá los alejen de la presidencia una vez más. No aprendieron nada de la elección en el Edomex.

 

 

El supuesto pacto PRD-PRI ¿fantasía?

 El PRD con Juan Zepeda como candidato obtuvo un 18% en la elección para gobernador del Edomex. El 4 de junio en la revista Proceso aparece un reportaje titulado “El pacto de Zepeda con el PRI que abortó su declinación”. Recordemos que en los últimos días de la campaña AMLO invito a Zepeda a declinar por la maestra Delfina, la historia es conocida, éste no aceptó. El reportaje en comento da cuenta de un supuesto pacto entre Eruviel Ávila y Héctor Bautista para que Zepeda no aceptara declinar por Delfina Gómez; señala, además, que a cambio el PRD seguiría gobernando Nezahualcóyotl y así quitarle votos a Morena, entre otras cosas que dice el reportaje. Pero me surgen algunas preguntas:

-¿Eruviel Ávila tiene el poder para decidir quién gobierna y quién no los municipios del Edomex? Cuando además ya no será el gobernador y no sabemos aún qué pasará en su futuro político.

-Por otro lado, ¿los del PRD son tan tontos para negociar seguir ganando un municipio como Nezahualcóyotl, donde arrasan en las elecciones municipales desde 1997 (salvo una interrupción)? Si se trataba de negociar hubieran pedido otra cosa.

 

Nuevos tiempos, viejas prácticas

Los mecanismos de compra y coacción del voto se hicieron presentes. En este país nos ha llevado mucho tiempo construir el engranaje electoral para que en las elecciones los votos cuenten y se cuenten correctamente. Pero de nada va a servir si no tenemos actores electorales capaces de comportarse a la altura. La fauna electoral siempre ronda los comicios: el ratón loco, los mapaches, y otros se hacen presentes. Las autoridades electorales, en especial la Fepade, deberían actuar de manera contundente contra estas viejas prácticas, pero tal parece que los dientes no le alcanzan.

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