Mirta Díaz-Balart fue la primera esposa del Comandante y se casaron el 12 de octubre de 1948. Al año siguiente nació su primogénito Fidel.
Tras la figura pública siempre pervive la vida privada que, en el caso de Fidel Castro, siempre fue un enigma. Ha sido uno de los secretos más celosamente guardados durante décadas, de tal manera que son escasos los detalles que en algún momento han logrado traspasar la espesa malla del silencio.
Fidel Castro, el joven y barbudo que en 1959 bajó de Sierra Maestra y encabezó una revolución que conmovió al mundo, ha fallecido a la edad de 90 años, tras una enfermedad larga que le apartó del poder durante diez años.
Es muy difícil encontrar referencias a su vida personal en las numerosas y largas entrevistas que ha concedido. Una de sus citas más explícitas sobre el celo con el que ha protegido su intimidad está recogida en un libro del exministro sandinista Tomás Borge.
“De veras, la única cosa que me reservo para mí es mi vida privada. Otra cosa no tengo, y esa es la única que me guardo. Creo que la vida privada de una persona no debe utilizarse para la publicidad ni en política, como suele ocurrir en el mundo capitalista, toda la vida he opinado lo mismo”, dijo Castro a Borge.
Pero, pese a ser un tema “tabú”, los cubanos conocen algunos pasajes de la biografía íntima del hombre que llevó las riendas del poder en Cuba desde 1959.
Conchita Fernández, que fue durante años secretaria del líder cubano, recoge en el libro “La secretaria de la República”, una conversación reveladora.
“¿Tú crees que esto acabe algún día, que yo pueda estar en la orilla de la playa, tranquilo, sin que a nadie le importe, con una mujer, con mis hijos o mis nietos?”, le preguntó Castro.”Ya nunca más, Fidel”, contestó ella.
Eran los primeros tiempos de la Revolución, cuando Fidel Castro, con apenas 33 años, impactó con su atractiva y magnética personalidad y un poder de seducción que fascinó al público femenino.
Admirado y aclamado por las multitudes, Fidel Castro también ha sido amado por varias mujeres desde su época de estudiante universitario.
Fue entonces cuando conoció a su primera esposa, Mirta Díaz-Balart, con quien se casó el 12 de octubre de 1948. Al año siguiente nació su primogénito Fidel.
En 1954 se divorciaron y, tras el triunfo de la revolución, en 1959, Mirta, descendiente de una acomodada familia, emigró a EE. UU. y el hijo de ambos quedó bajo la custodia paterna.
Fidelito estudió Física Nuclear en la antigua URSS y estuvo al frente del programa nuclear de la isla desde 1980 hasta 1992, cuando su propio padre lo destituyó del cargo. Después, ha sido asesor del Consejo de Estado, es autor de varios libros y hubo un tiempo en que aparecía con cierta frecuencia en actividades públicas.
NATY REVUELTA.
Tras graduarse como abogado, en 1950, y en el apogeo de sus actividades contra la dictadura de Fulgencio Batista (1933-1959), Fidel Castro conoció a Natalia (Naty) Revuelta, una atractiva dama de la alta sociedad, rubia y de grandes ojo azules, casada con un prestigioso cardiólogo, Orlando Fernández.
Naty, también involucrada en la causa de la revolución castrista, mantuvo un romance con el líder del que nació, el 19 de marzo de 1956, su única hija mujer, Alina, que no lleva el apellido de su padre biológico, sino el del médico que la reconoció para evitar el escándalo.
Alina abandonó la isla en 1993 con una identidad falsa con destino a España y después se trasladó a EE. UU. A partir de entonces se lanzó a exponer públicamente sus críticas a Castro y su gobierno.
En un libro de memorias, Alina describe las relaciones de sus padres cuando volvieron a encontrarse, en los primeros años de la revolución, y vendió a publicaciones de España y Alemania varias cartas de Castro a Revuelta.
Alina tuvo un pleito con su tía Juana por algunos pasajes de ese libro que se dirimieron en los tribunales. Su madre falleció el 1 de marzo de 2015, a la edad de 89 años.
CELIA.
Celia Sánchez Manduley (1920-1980), hija de un reconocido médico de la provincia oriental de Manzanillo, fue la inseparable compañera y colaboradora más cercana de Castro, y la mujer que más poder concentró y mayor influencia ejerció sobre él.
Fue una de las más activas organizadoras de la insurrección armada contra el gobierno de Batista y conoció a Castro tres meses después de su alzamiento en la Sierra Maestra.
Sánchez, considerada una mujer inteligente, competente y sensible por personas que la conocieron bien, se sumó al grupo de mujeres combatientes del Ejército Rebelde, y se convirtió en la mujer que gozó de la confianza total y absoluta del jefe guerrillero.
Aunque su nombre y su figura aparecían escasamente en la prensa, Celia Sánchez fue su secretaria, quien se ocupaba personalmente de los más mínimos detalles de su vida diaria.
Sin duda, además de imponer orden en la agitada vida de su jefe, ella, según sus colaboradores, influyó en algunas de sus decisiones. Muchas personas vieron a Celia Sánchez una figura virtualmente ausente de la nomenclatura oficial cubana: la “Primera Dama”.
Durante años, fue la secretaria ejecutiva del Consejo de Ministros y por su iniciativa se crearon la oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado y se realizaron numerosas obras sociales y culturales.
Se dice que su muerte, a causa de un cáncer pulmonar, el 11 de enero de 1980, marcó fuertemente a Fidel Castro y le dejó un gran vacío.
AMORES FUGACES.
Además, a Castro se le atribuye un fugaz noviazgo con la mexicana de origen español Isabel Custodio y un romance con la alemana Marita Lorenz.
Durante su exilio en México (1955-1956) y en medio de los preparativos de la expedición del yate “Granma” (1956), Fidel Castro conoció a Isabel Custodio, hija de refugiados españoles.
Custodio habla de su noviazgo con el líder cubano en el libro “El amor me absolverá” e indica que la relación duró nueve meses. En una entrevista con Efe explicó que su primer encuentro con Castro “fue un flechazo” y que renunció a su propuesta matrimonial pocos días antes de que él regresara a la isla, en 1956.
Años después, en 1959, la joven alemana Marita Lorenz, viviría un romance con el joven comandante, según narra ella misma en el documental “Querido Fidel”.
La historia terminó mal. Según la versión de Marita, ella perdió el hijo que esperaba de Fidel y abandonó la isla. Pero su relación estuvo también relacionada con la CIA estadounidense, quienes la reclutaron para envenenar a Fidel. Pero, según relató, el amor pudo más que las intrigas.
DALIA, LA SEÑORA DE CASTRO.
La discreta presencia de Dalia Soto del Valle comenzó a ser advertida por el lente de algunos fotógrafos de la prensa extranjera en actos públicos hace apenas unos años.
Dalia Soto del Valle, desciende de una conocida familia de la clase media-alta de Trinidad, es maestra de profesión y, según algunas versiones, su relación con Castro data de hace más de 40 años.
Dalia es rubia, de ojos verdes y se deja ver de vez en cuando en público junto a algunos de sus hijos, aunque nunca al lado de Fidel Castro.
A pesar del hermetismo que rodea a esta relación, algunas versiones apuntan que Dalia y Fidel se conocieron durante la campaña de alfabetización de principios de los años 60. La pareja tiene cinco hijos varones cuyos nombres comienzan con A: Alexis, Alex, Alejandro, Antonio y Angel.
Además, se dice que Castro tiene otro hijo, Jorge Angel, nacido de una relación extramatrimonial.
Ninguno de sus ochos hijos se ha dedicado a la política.