Hace justo una semana les contaba de la lección de vida que nos daba el futbolista brasileño Alan Ruschel, quien sobrevivió al avionazo de su equipo, el Chapecoense, a fines de noviembre de 2016, en el que murieron 19 compañeros suyos.
Ruschel se recuperó física y psicológicamente de aquella tragedia, superó varias cirugías y apenas este lunes reapareció formalmente en una cancha de futbol, lo hizo como capitán del Chapecoense en la disputa del Trofeo Joan Gamper ante el Barcelona de Lionel Messi, nada menos que en el Camp Nou.
Fue de una emoción indescriptible y de poner la piel de gallina la ovación que recibió Ruschel junto al portero Jackson Follman (quien apareció con una prótesis en la pierna derecha que perdió en el accidente aéreo) y el defensa Neto (quien todavía no se recupera al 100 por ciento de las lesiones producidas en el avionazo para volver a jugar).
Las figuras como Messi, Luis Suárez, Andrés Iniesta, Gerard Piqué, Sergio Busquets y tantos más de la plantilla del equipo catalán recibieron con aplausos a los integrantes del plantel del Chapecoense, pero los últimos tres en salir al campo fueron los más emocionados. No era para menos, se trata de los únicos futbolistas sobrevivientes al avionazo ocurrido en Colombia hace poco más de ocho meses.
Esa tercia de futbolistas dio el saque inicial previo al partido, que terminó con marcador de 5-0 a favor del Barcelona. Neto no pudo más y rompió en llanto, un momento sin duda inolvidable para él, sus compañeros, la gente del cuadro azulgrana, de los asistentes al estadio y todos quienes pudimos ver el encuentro.
Lo de menos fue el resultado y la exhibición del Barcelona (normal para uno de los mejores equipos del mundo). Lo que realmente importaba era el homenaje al Chapecoense y los jugadores sobrevivientes. Y el gesto del equipo catalán al donar todas las ganancias de este cotejo para el club brasileño también es de aplaudirse.
