Perfecto, pero desangelado camino del TRI

De la mano de Juan Carlos Osorio la Selección Mexicana ha conseguido 10 puntos de los 12 disputados, con paso casi perfecto; pero no todos están contentos con el accionar del cuadro mexicano. La afición poco destaca del desempeño del TRI y la dirección del estratega colombiano.

Cuando su nombre es mencionado por el sonido local de los estadios donde juega la Selección nunca es acompañado de aplausos. De hecho, algunos abucheos aparecen, pero lo del colombiano Juan Carlos Osorio no es un concurso de popularidad, sino de efectividad.

Pese a que el estilo de juego del Tricolor no agrada del todo porque sus partidos no están plagados de llegadas al marco rival, la realidad es que el estratega sudamericano hace fácil lo que en los últimos años había sido un calvario para el equipo nacional: el camino a la Copa del Mundo.

Después de cuatro de los 10 partidos que tiene el Hexagonal Final de la Concacaf, el equipo mexicano luce muy cerca de Rusia 2018. Con una decena de puntos lidera la clasificación, con tres unidades de ventaja sobre Costa Rica y cuatro de los seis cotejos que le restan serán en casa, por lo que es posible que selle su boleto en junio, cuando reciba a Honduras y Estados Unidos.

MEXSPORT/Jorge Martinez.

Panorama completamente distinto al de hace cuatro años, cuando se requirió la ayuda de los estadounidenses para alcanzar la reclasificación, etapa en la que se superó fácilmente a Nueva Zelanda. Aquel bochornoso combinado, dirigido primero por José Manuel de la Torre y después por Víctor Manuel Vucetich, finalizó la eliminatoria con 11 puntos. Hoy, Osorio tiene uno menos con apenas el 40% de los partidos disputados.

El problema para él es que tiene una sombra bastante grande, prácticamente indeleble. De los 20 encuentros que suma al frente de la Selección Mexicana, sólo tiene una derrota: aquel histórico y humillante 7-0 frente a Chile en los cuartos de final de la Copa América Centenario. Ese revés significa una daga que aún lastima los corazones de los aficionados mexicanos.

 

De poco le ha servido recuperar el dominio en la Concacaf, porque con Osorio en el banquillo, el Tri rompió una racha de 22 años sin ganar en Honduras, otra de exactamente el mismo tiempo sin vencer como visitante a Canadá. Después, su equipo anotó por primera vez en la gélida Columbus, la tierra del doloroso “dos a cero” y derrotó como visitante a Estados Unidos, en eliminatoria mundialista, por primera vez en 44 años. Por si fuera poco, se triunfó en Trinidad y Tobago, lo que no se hacía desde hace 12 años.

Pruebas irrefutables de que el proceso marcha por el camino adecuado, pese a innumerables vicisitudes, como esas lesiones que siempre le han impedido contar con el grupo que originalmente convoca.

La Selección Nacional tiene la paz que añoró durante mucho tiempo, pero su actual entrenador no es un tipo carismático, por más que se haya rapado para mostrar más unidad en el grupo. Su estilo de juego no tan vistoso, las criticadas rotaciones y la imborrable goleada frente a Chile le impiden tener el sitio que hombres como Javier Aguirre y Miguel Herrera gozaron.

Ya ha hecho lo más difícil: dar estabilidad a la Selección Nacional. Lo que sigue es ganarse a la afición.

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