Este filme está basado en la novela del mismo título escrita por Dolores Redondo. Aparentemente el libro tuvo mucho éxito en España. No lo leí, de modo que no sé si los defectos de la película son propios o heredados.
La película trata sobre una investigadora que regresa a su pueblo natal a resolver el homicidio de una adolescente. El crimen parece estar relacionado con otros por lo que se intuye que es obra de un asesino serial.
La investigación coquetea con lo mítico. Las brujas y el Basajaun son mencionados en múltiples ocasiones y aparece en pantalla un Diccionario de Mitología Vasca, herramienta utilísima para atrapar asesinos.
El filme tambalea sin rumbo hasta que opta por apartarse de lo sobrenatural y enfocarse en la realidad: los secretos de la gente de un pueblo chico. En ese momento pierde su magia y se convierte en una mala broma que se atora en la moral de un hombre molesto con la conducta sexual de las niñas.
Un personaje gringo totalmente ridículo aparece de vez en cuando para recordarle a la protagonista que sí puede sola. Deja muchos cabos sueltos y al final recurre a mostrar al Basajaun, de la manera más torpe posible. La tía Engrasi, encargada de traer misterio a la trama, y Flora Salazar, hermana resentida de la protagonista, son lo más rescatable.
La indecisión mata a este filme y le pone una galletita en los genitales para confundir a los niños. Si les gana la curiosidad, búsquenla en Netflix.
