Los adioses

2017, México, 85 min.

Rosario Castellanos escribió: «Este nudo que fui (inextricable / De cóleras, traiciones, esperanzas / Vislumbres repentinos, abandonos / Hambres, gritos de miedo y desamparo / Y alegría fulgiendo en las tinieblas / Y palabras y amor y amor y amores) / Lo cortarán los años». Estas palabras suyas del poema “Presencia” –y lo que transmiten– se desprenden de su forma literaria para transfigurarse en las imágenes de Los adioses, película dirigida por Natalia Beristáin que aborda la figura de la escritora mexicana. Trascendiendo los convencionalismos de la biopic tradicional, la película se adentra en una faceta específica que repercutió en la vida y obra de la autora de Balún Canán: su relación con el filósofo mexicano Ricardo Guerra. La historia de amor entre estos dos célebres intelectuales se hizo pública con la aparición del epistolario Cartas a Ricardo, a la que Beristaín recurrió para dar estructura a su segundo largometraje, pero que en realidad le sirve para hacer una exploración en ese “nudo” de vivencias que fue Castellanos, y de paso, hablar a través de ella sobre la condición de la mujer en México.

La narración de la cinta funciona como un espejo de reflejos temporales, pues la historia es contada a dos tiempos que, sin embargo, no se podrían limitar a los términos de pasado y futuro, sino a corrientes paralelas que con eventos propios muestran la eterna inquietud de Castellanos por hacerse de su voz a través de la literatura. La pareja es interpretada por Tessa Ia y Pedro De Tavira durante su juventud, cuando se conocieron en la facultad de filosofía de la UNAM; mientras que, en la madurez de su pluma, Castellanos es encarnada por Karina Gidi, y Guerra por Daniel Giménez Cacho. Los adioses bien podría ser un drama matrimonial, pues mucha de la fuerza está en la interacción actoral entre la pareja, destacando la participación de Gidi, que se llevó este año el premio Ariel a mejor actriz. Pero el verdadero conflicto se lleva a cabo dentro de la protagonista, atrapada por la contradicción que existía entre su preocupación por la revaloración de la mujer en un mundo regido por hombres, y el afecto a un esposo que precisamente limitaba su libertad de ser.

Los versos de distintos poemas y escritos de Castellanos acompañan momentos clave en su vida. Así, mientras se escuchan fragmentos de “Lamentación de Dido”, “Meditación en el umbral”, “Se habla de Gabriel”, “Ajedrez” o “La abnegación: una virtud loca”, se remarcan las implicaciones y la forma en que experimentó su papel como madre, amante, escritora, feminista, mujer y ser humano. La imagen de Castellanos tecleando afanosamente su máquina de escribir es un elemento constante en la película, la cual el personaje ficticio de Guerra intentaba ultimar en repetidas ocasiones, a veces embriagado de enojo, a veces con la violencia del amor. A través de esta paradójica relación, Los adioses evoca la presencia de una escritora que no daba por vivido sino lo redactado. Así, el círculo se completa y la imagen cinematográfica de Castellanos nos invitan a volver a su palabra escrita.

 

Israel Ruiz Arreola, Wachito

Cineteca Nacional

Ciudad de México, 23 de julio de 2018

D: Natalia Beristáin. G: María Renée Prudencio y Javier Peñalosa. F en C: Dariela Ludlow. M: Esteban Aldrete. E: Miguel Schverdfinger. Con: Karina Gidi (Rosario Castellanos adulta), Daniel Giménez Cacho (Ricardo Guerra adulto), Tessa Ia (Rosario joven), Pedro De Tavira (Ricardo joven). CP: Woo Films, Zamora Films, Chamaca Films, EFICINE. Prod: Rafael Ley, María José Córdova, Stacy Perskie, Gerardo Morán, Rodrigo S. González. Dist: Cinépolis Distribución.

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