La edición 63 de la Muestra Internacional de Cine comienza el próximo viernes -17 de noviembre- en la Cineteca Nacional. Uno de los filmes que la integran es Zamaque está basado en la novela del mismo título, del escritor argentino Antonio Di Benedetto, publicada en 1956.
Durante la colonia, un funcionario que radica en un puerto del Río de la Plata desea que el rey lo transfiera a Lerma. Durante años espera y hace lo que cree que está en sus manos para lograr que lo transfieran sin que siquiera exista la posibilidad de que eso suceda.
En realidad sueña con ser más de lo que es, con ser importante en una ciudad grande dónde reconozcan sus méritos. Está tan involucrado en ese deseo que no advierte que es el hazmerreír del pueblo.
El azar quiso que, siendo adolescente, leyera Zama. Aunque recuerdo muy poco, estoy seguro de que no se convirtió en mi libro favorito. Con la película me pasó algo semejante.
La cinta está magníficamente filmada, con una fotografía impresionante y llena de detalles. La adaptación cinematográfica es brillante y refleja la dura realidad actual en la que muchos se sienten estancados en un trabajo sin futuro. También refleja la paradoja de ser parte de la burocracia y ser víctima de la misma. Sin embargo, me pareció tediosa y desesperante. No descifré el sentido del humor o simplemente no me pareció graciosa.
Es claro que la idea es compartir la frustración, provocar y obligar a la reflexión. Pero yo, cómo uno más de los que asisten al cine, necesito pasar un buen rato. Es decir, no quiero ir a ver Rápido & Baboso, ni Dios lo mande. Voy al cine dispuesto a aprender, a ser criticado, a molestarme y sorprenderme, pero no quiero salir aburrido. Si tu eres como yo, Zama no es la película para ti.