164 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
3-IX-2017
Declaración de inicio
Cada uno de mis poemas pretendió
ser un instrumento útil de trabajo.
Pablo Neruda (Estocolmo, 1971)
Las páginas no sirven.
La poesía no cambia
sino la forma de una página, la emoción,
una meditación ya tan gastada.
Pero, en concreto, señores, nada cambia.
En concreto, cristianos,
no cambia una cruz a nuevos montes,
no arranca, alemanes,
la vergüenza de un tiempo y de su crisis,
no le quita, marxistas,
el pan de la boca al millonario.
La poesía no hace nada.
Y yo escribo estas páginas sabiéndolo.
Marco Antonio Campos
165 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
4-IX-2017
Se agrieta el labio nace la palabra
Para mi gran amigo Arturo González Cosío
Se agrieta el labio nace la palabra
Surge un otoño de hojas verdes y perpetuas
Aquí es allá el norte ya no existe
Vamos en viaje todos
La isla avienta contra el aire su ancla milenaria
Solas se dicen las palabras
Pálidos rubíes que manan de la plena bonanza
Arados de luz sobre las aguas
Unitarias palabras semejantes
A una selva que se vuelva un árbol
Un mismo árbol creciendo
Como un solitario y fabuloso perchero para pájaros
Hay que apilarlas como pesos de fuego
Pagar con ellas por el milagro que conceden
O echarlas a volar como una baraja de cantáridas
Bajo la piel de ciertos ciegos
Se agrieta el labio nace la palabra
Viajamos por una ventana erizada de sonrisas
El castor hunde su diente minucioso en pilares de ceniza
Caminan las palabras en perfecta disciplina
Hacia la gorjeante emboscada de sí mismas
Ellas nos comunican o nos matan
Denodadas palabras
Llaves maestras de los pechos
Que también abren la caja fuerte y porosa de las piedras
Ellas nos comunican o nos matan
Y suben por la noche los tejados
En que autómatas orean sus camisas de lámina
Se agrieta el labio nace la palabra
El cielo agita su collar sonoro sus brazaletes de campanas
Corremos montados en el ciervo que perseguimos
Aquí es allá
Traspasamos la estallante hornaza
Que mueve rizos de mármol en la cornisa
Hemos llegado
Por una rendija en el misterio
Al corazón de la palabra hemos llegado
Marco Antonio Montes de Oca