—Hijo, ¿qué quieres ser de grande?
—Ingeniero.
—¿Cómo yo?
—Tú eres albañil papá.
—Pero también quería ser Ingeniero.
—Buenos días princesa hermosa
—Que tienen de buenos pinche pendejo infiel
—¿Que te pasa?
—Perdón amor, soñé que me engañabas con una gringa, hijo de tu perra infiel.
—Amiga, llevas mucho tiempo soltera.
—Es que tengo esa enfermedad que no me permite tener novio.
—¿Cuál enfermedad es esa?
—La puteria.
—¿Tiene cigarros sueltos?
—Sí.
—Pues amarrelos, no se le vayan a escapar.
—Papá, ¿Me dejas ir a una fiesta?
—¿Vas a fumar?
—No.
—¿Vas a tomar?
—Tampoco.
—¿Cogeras?
—Menos.
—¿Entonces a que chingados vas cabron?