Es jefe del departamento de Lenguas Romances de la Universidad de Tufts, en Boston (Estados Unidos) y, aunque vive fuera de México, se mantiene cerca de su país. Se trata de un escritor que ha vivido.
Para el escritor mexicano Pedro Ángel Palou, uno de los principales creadores de novela histórica de América Latina, ser biógrafo de una personalidad tiene una arista difícil, parecida a la de esos animales adictos a alimentarse con la carne o la sangre de otro.
El escritor poblano de 50 años, Pedro Ángel Palou, acaba de sacar un libro sobre el expresidente mexicano Lázaro Cárdenas (1895-1970) y, según comenta en entrevista con Efe: “El biógrafo tiene algo de buitre y es vampiro, por eso debe tener cuidado porque el acto de vampirismo puede llevarlo al llamado Síndrome de Estocolmo y terminar secuestrado por su biografiado”.
La idea de ligar la biografía al consumo de desechos le llegó hace años, de la voz uno de sus personajes más logrados, el poeta Juan Gavito de la novela “Paraíso Clausurado”, y el escritor la ha puesto en práctica con su saga de biografías sobre iconos de la historia de México.
BIÓGRAFO DE LOS MÁS GRANDES.
“A diferencia de cuando escribes una historia y vas a documentos concretos, el buen biógrafo, el buen novelista que hace biografía novelada, debe leer la opinión de los detractores de sus biografiados, no solo las buenas versiones”, explica Palou.
En las últimas semanas, el escritor ha estado ocupado en el lanzamiento y las rondas de entrevistas por su novela “Tierra Roja”, editada por el sello editorial Planeta, una biografía del expresidente mexicano Lázaro Cárdenas en su periodo de mandato, 1934-40.
Durante 370 páginas, la obra desvela detalles de la vida de Cárdenas dividida en tres capítulos, Antes, Ahora y Después: un preámbulo, un resumen del sexenio de Cárdenas como presidente y un relato de los meses siguientes a la conclusión de su gestión.
“El ‘Antes’ tiene el año 1932 como eje pero se va a la infancia de Cárdenas, el ‘Ahora’ es nuestro pasado y habla del sexenio (1934-1940) en el que el General gobernó y el ‘Después’ se refiere a 1961 y a su relación con la Revolución cubana”, se extiende.
“Tierra Roja” es tal vez el libro de mejor acabado de la saga de novelas históricas que Palou inició hace años sobre personajes de México y que incluye una trilogía sobre el revolucionario Emiliano Zapata, el líder de la Independencia José María Morelos y Cuauhtémoc, el último tlatoani mexica, además de obras sobre el expresidente Porfirio Díaz y el insurgente Pancho Villa.
Según el escritor, este trabajo fue más difícil por lo cercano en el tiempo. No fue lo mismo novelar a Zapata o a Morelos que al arquitecto del Estado mexicano contemporáneo, con un hijo vivo”, dice al referirse a Cuauhtémoc Cárdenas, quien en 1988 estuvo a punto de ser presidente de México.
EL CÁRDENAS MÁS HUMANO.
Palou pudo entrevistarse con Cuauhtémoc Cárdenas, que fue alcalde de la capital mexicana en 2000, pero evadió la posibilidad de no recibir influencias de alguien tan cercado a su biografiado, que además no tenía vivencias del sexenio de su padre porque era un niño.
Sin embargo, Cuauhtémoc sí tiene una presencia en la novela porque Palou apostó por sacar el lado humano del presidente y contó en “Tierra Roja” cómo se refería al hijo con el apelativo de “cuate” y siempre encontró espacios para ser un padre presente.
“Yo quería recuperar al padre tierno que se sube al cuarto de su hijo Cuauhtémoc a leerle cuentos y llora con él”, cuenta el escritor.
Luego de consultar la biografía de Fernando Benítez sobre Lázaro Cárdenas, de haber accedido a sus diarios y de haber realizado numerosas entrevistas, Palou dejó listo el relato novelado de un Cárdenas, que al inicio de su mandato da la imagen de ser un títere de Plutarco Elías Calles (presidente de 1924 a 1928) y después expulsa del país al “Jefe Máximo” y muestra que el pacifismo no está peleado con el temple.
“Fue un personaje absolutamente irrepetible con escasa formación educativa, que no terminó ni la primaria; se formó en la Revolución y luego, gracias a su maestro Francisco José Múgica” amplió su educación, cuenta.
HISTORIA Y FICCIÓN.
La historia, que Palou dedica a su amigo Ignacio Padilla, fallecido en agosto pasado, tiene una parte de ficción que le da un valor agregado a la obra, con una relación entrañable entre el periodista “Güero” Téllez, dedicado a la crónica roja, y el policía Filiberto García, quien Pedro Ángel rescató de la novela negra “El complot mongol” de Rafael Bernal.
Las conversaciones entre los dos amigos dan pistas del ambiente de intrigas de los enemigos de Cárdenas y acerca de la vida social del México de la primera parte de siglo.
A diferencia de sus obras sobre Zapata, Morelos, Cuauhtémoc, Porfirio Díaz y Pancho Villa, ahora Pedro Ángel aceptó un reto mayor, novelar al arquitecto del estado mexicano contemporáneo, un referente moral de México.
“Debía encontrar al hombre detrás de la figura casi hierática de Cárdenas de la que nadie puede hablar nada malo, una figura que está en el panteón laico mexicano casi a la altura de Benito Juárez. A ningún otro presidente llamamos con un apelativo cariñoso como Tata, como le decía la gente, en particular los indios, subraya.
MÉXICO, DE NUEVO EN LA ENCRUCIJADA.
“Tierra Roja” llegó en un año particular para Palou, en coincidencia con sus 50 años de vida, cumplidos el pasado 28 de marzo. En los días de su aniversario la editorial Seix Barral publicó “Mar fantasma”, un volumen de cuatro novelas breves y Planeta reeditó “Paraíso Clausurado”.
Se trata de un escritor que ha vivido. Fue árbitro de fútbol y es un reconocido chef, alumno del español de fama mundial Santi Santamaría, ya fallecido, quien tuvo un famoso restaurante en Barcelona, “El Racó de Can Fabes”.
Es jefe del departamento de Lenguas Romances de la Universidad de Tufts, en Boston (Estados Unidos) y, aunque vive fuera de México, se mantiene cerca y tiene opiniones claras sobre la realidad de su país.
“Yo creo que estamos en el periodo más desmoralizante del país del último siglo. No habíamos tenido un momento de más desmoralización, ni siquiera en 1968, porque aquello con los años fue una especie de apocalipsis del sistema, pero no fue así en el momento. Creo que la única posibilidad es una reforma completa del estado, utilizar 2017 en el centenario de la constitución para hacer un cambio radical”, dice.
Opina el escritor que una alternativa sería un cambio de constitución, pero con una transición política, y se le ocurren los nombres de José Woldenberg o el ex rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente para encabezar ese proceso.
“No veo otra salida porque los Partidos políticos están absolutamente corrompidos por el sistema, este sistema que no se puede llamar democrático porque es partidocrático”, asegura.
Se refiere al tema y su mirada parece cansada. Quizás lo asocia al sueño roto de Lázaro Cárdenas de construir un México limpio e independiente, que relata en Tierra Roja, una novela nacida de una investigación con filosofía de buitre, o de vampiro, chupando la sangre a los papeles del expresidente.
