Dir.: Sofia Bohdanowicz y Deragh Campbell
Canadá, 2019, Dur.: 64 mins.
Una pareja de ancianos polacos festeja su aniversario de bodas en un evento al cual asiste Audrey, con la finalidad de conseguir apoyo para continuar con sus estudios; la materia: un intercambio epistolar entre su bisabuela, una poeta desplazada por la segunda guerra mundial, y otro escritor en circunstancias similares.
Apartada del salón donde ocurre el festejo, se enmarca el velado conflicto familiar, con mansa perruna calma: quién es dueño de las memorias de un familiar no tan lejano, a cuánto asciende el patrimonio de una herencia que debes demandar, y cuánto te costará acercarte a ella. En esta película, una pariente histérica le explica a la protagonista la naturaleza de esta cuestión, sin que la personaje principal se permita el detalle de no responderle “por educación”.
El derecho a la curiosidad seguramente era uno de los miedos platónicos atribuidos a la poesía. Es correcto definir la identificación entre una lectora y los versos de algunos poemas como un encuentro. Sin embargo, la puesta en práctica de la sensibilidad se topa con obstáculos concretos: ¿quieres hacer negocio con algo que forma parte de nuestro patrimonio?
La actriz que interpreta a Audrey carga en su mirada el peso de la pobreza monetaria: si tan sólo pudiera pagar por el acceso a esas hojas escritas a mano, que forman parte de su genealogía familiar.
Con duración de una hora, espacios fuera de campo liberados de culpas, interlocutores al ras de nuestra presencia como espectadores, interpretaciones llenas de carácter y un aire mafioso, MSS7 es como una carta de amor que en lugar de entrega requiere envío.