Es un sentimiento muy asentado en la sociedad, es literalmente un “no puedo lidiar con lo que ocurrió entonces voy a guardarlo aquí en mi mente y corazón y no pienso soltarlo jamás”. Vamos, se parece mucho a cuando te llevabas tu sandwich a la escuela y por alguna razón no te lo comiste y ¡zaz! sin más se quedó ahí… cuando te das cuenta llevas un mes con una mochila hedionda y apestosa sin saber por qué, preguntándote ¿por qué nadie se me acerca?
¿Qué es el rencor?
Es un sentimiento y estrategia poco eficaz para lidiar con una situación de la vida que no has podido dominar.
Esa es la realidad, como no puedes afligirte y asimilar lo que pasó, lo retienes de cierta manera. Si es amargura por una situación, la retienes con enojo, si es desesperanza por un deseo no cumplido la retienes con desolación, ambas son respuestas psicofisiológicas a la incapacidad de afrontar una situación, y ambas provocan daños mentales y físicos.
En efecto, el rencor, es la emoción más dañina para el sistema cardiovascular. La desesperanza suspende y perjudica la respuesta inmune y lleva a algunos síntomas de depresión. La furia puede tener implicaciones inmunes en el sistema nervioso. De este tamaño son nuestros pensamientos, emociones, sensaciones y negaciones.
Y la verdad, nos importas mucho para que la pases mal, por eso te damos tres consejos que pueden ayudarte poco a poco y que dejes de alimentar a ese horrible tamagotchi que no más, le das y das y das comida y ni crece, te quita espacio, tiempo y la neta ni te gusta tanto.
1.CÁLMATEEEEEE PO-FA- VO, bájale a tu DES-MA-DRE.
Esto implica básicamente, el inhalar profundamente para tranquilizarte (diez segundos) o dar un paseo, la idea es hacer pausa y componerte para crear un poco de distancia entre lo que pasó y tu reacción. Debes ante todo, contrarrestar la respuesta de estrés cuando sucede cambiando tu manera de pensar y por favor habla sobre el origen de tu rencor.
2. Aprende a diferenciar entre aquello que es importante para tu EGO y aquello que es importante para Ti.
Antes de ponerte en la actitud “tú me hiciste “el me hizo”, para. Por un momento, trata de alejarte un poco de la situación que te lastimó, o te hizo sentir ninguneado y pregúntate:
- ¿Esto es muy importante para mí ?
- ¿De verdad me afecta a mí o a mi ego? y la más importante;
- ¿Tengo el tiempo y las ganas de cargar con esto durante días y días?
Estas preguntas tienen la finalidad de llevarte a otra perspectiva. A veces el ego llena todos los espacios de nuestra vida y nos coloca en un situación de enojo, que nos lleva a pensar que toda situación o comentario hecho por personas o personas fueron con la intención de lastimarte, y déjame decirte, que no es así, y mejor aún, la mayoría de las veces no es así.
No porque no le importes a nadie, tiene que ver con el proceso y camino en el cual estamos ubicados todos (ninguno es igual otro) y que por lo tanto su manera de reaccionar y hacer las cosas no está ni tantito basado en ti.
Lo siento, es real, no eres el centro del mundo, ni tú, ni yo, ni nadie.
3. Redirige tu rencor en acciones: Aprende a perdonar.
A ver, vamos entendiendo algo, debes reconocer tres cosas:
a) El perdón es para ti, no para el otro
b) Es mejor hacerlo ahora.
c) Se trata de liberarte; perdonar a alguien no significa que deba gustarte lo que hizo ni que debas ser su amigo.
d) Cambia tú narrativa.
El perdón no es una cualidad con la que se nazca, ño ño , vamos desarrollándola, una y otra y otra vez, con experiencia. Reflexiona sobre cuáles son los verdaderos motivos por los que ese sentimiento está ahí y asegúrate de que no se está atribuyendo a algo que no existe o que no pasó así.
Fuente: Journal of Clinical Psychology. Stanford Forgiveness Project. Frederic Luskin.