Woody Allen regresa con La rueda de la maravilla

Subtitulo: Wonder Wheel, Estados Unidos, 2017, 101 min.

La primera imagen de La rueda de la maravilla es un plano general de la playa de Coney Island abarrotada durante un día de verano a principios de los años 50. Construida a partir de una admirable paleta cromática hecha por Vittorio Storaro, dicha imagen remite a los primeros planos de Imitación de la vida (1959), dirigida por Douglas Sirk. Mientras, oímos la voz en off de un joven guardacostas que aspira transformarse en escritor y que nos indica que como poeta usa símbolos, pero como dramaturgo le entusiasma el melodrama porque es más grande que la propia vida. Con estos elementos, las cartas están echadas.

Mediante un nuevo alter ego, Woddy Allen nos lleva a Coney Island para hablarnos, una vez más, de ese eterno conflicto entre los espejismos vitales y el devenir de la vida, entre el sueño y la condición trágica. No en vano, Coney Island subsiste como espacio de una falsa idea de felicidad. Ginny (una espléndida Kate Winslet) es, como la Lora Meredith de Lana Turner en Imitación de la vida, una hipotética actriz. Pero, a diferencia de ésta, el destino no la ha dejado conquistar sus quimeras. Ginny debe conformarse con trabajar de camarera, emborracharse, soportar las juergas de su marido y cuidar a su inestable hijo. Ginny ama las tragedias y le gustaría ser heroína de una vieja desdicha griega para mostrar ante el público cómo sucumbe frente al destino. Sin embargo, ella no se da cuenta que la auténtica tragedia es su propia vida. Su existencia ha puesto en juego todo tipo de pasiones: el deseo sexual, los celos, la ambición y el egoísmo.

Woody Allen utiliza el personaje de Ginny para llevar a cabo un inteligente trabajo de deconstrucción de la tragedia. En los momentos más intensos de la película, deja que la protagonista actúe sola frente a la cámara. La luz expresionista de Storaro le permite desnudarse para ir más allá de la ficción y convertirse en la auténtica representación de ese larger-than-life reivindicado desde los inicios del filme. Ginny, como la protagonista de Jazmín azul (2013), parece encarar por sí sola toda la esencia de la crisis de la mujer estadounidense, como si en el horizonte de toda caída no quedara más que esa especie de desarraigo cercano a la locura, propio de las heroínas que saben imitar las contradicciones de la vida.

A pesar de ser un brillante compendio de los grandes temas del cine de Allen, existe en La rueda de la maravilla un sentimiento de crueldad que desestabiliza toda emoción gratuita para helar el corazón del espectador. La imagen cruel reside en la figura del hijo pirómano de la protagonista. El problema del niño no es su inestabilidad emocional, sino su deseo de destruir todo el infierno adulto. Mediante su actitud autista, desea apartarse del sentido trágico de la existencia para conquistar ese caos que está más allá de todo orden racional. Su acción resulta muy coherente: incendiarlo todo.

 

Fragmentos de un texto de Ángel Quintana

Caimán Cuadernos de Cine, núm 66 (vol. 117)

Madrid, diciembre de 2017.

 

D y G: Woody Allen. F en C: Vittorio Storaro. M: Lee Dichter y Robert Hein [supervision]. E: Alisa Lepselter. Con: Kate Winslet (Ginny), Jim Belushi (Humpty), Juno Temple (Carolina), Justin Timberlake (Mickey), Jack Gore (Richie), Max Casella (Ryan). CP: Gravier Productions, Perdido, Amazon Studios. Prod: Letty Aronson, Erika Aronson y Edward Walson. Dist: Latam PICTURES.

 

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