El desafío: vencercerse a sí mismos

Durante los más recientes meses, Julio César Chávez Jr. y Saúl Álvarez han dicho que este sábado enfrentarán al rival más importante de sus respectivas carreras en la Arena T-Mobile de Las Vegas… Y es cierto, pero no lo verán sobre el encordado.

En la intimidad del camerino, parados frente al espejo para cumplir la rutina de todos los boxeadores, se toparán frente a su principal adversario: ellos mismos.

La pelea más esperada del año se trata de un verdadero reto para ambos, quienes han luchado por demostrar que son verdaderos púgiles de élite y no producto de una herencia familiar o el apoyo de una televisora.

Para Chávez es la oportunidad de mostrar madurez, concentración y que ha empezado a liberarse del peso que significan su nombre y apellido, así como el mote de “Hijo de la Leyenda”.

 

 

Ex campeón mundial de peso medio, Chávez Carrasco ha navegado en las turbulentas aguas de la polémica y los errores infantiles fuera del ring. Su carrera tuvo un punto de quiebre tras aquella pelea que perdió ante el argentino Sergio “Maravilla” Martínez, el 15 de septiembre de 2012, al dar positivo por marihuana en un control antidopaje. Se apagó esa estrella que fue encendida de manera artificial.

Los excesos, la inactividad por la suspensión y las diferencias públicas con su padre, Julio César Chávez, fueron la constante. Todo parecía terminado… Hasta que llegó el arreglo para combatir con ese pelirrojo tapatío con el que tiene severas diferencias… Y varias similitudes.

Porque la trayectoria del “Canelo” Álvarez también ha tenido polémica y cuestionamientos, más allá de que nunca ha sido suspendido por manejo de sustancias perdidas.

Su andar ha sido criticado por el apoyo que tuvo de Televisa durante los primeros años de su trayectoria. Más allá de poseer una importante pegada, se le ha criticado su falta de técnica y recursos boxísticos, además del supuesto impulso que se le dio a su popularidad con el noviazgo que tuvo con Marisol González, conductora de deportes de esa televisora.

 

 

Ha sido monarca mundial de peso medio y superwelter, pero nunca ha gozado de credibilidad. Se le acusa de casi siempre enfrentar a rivales a modo, perspectiva que aumentó la noche del 14 de septiembre de 2013, cuando enfrentó a Floyd Mayweather Jr. en Las Vegas.

Aquella noche, el jalisciense no sólo perdió el invicto. Recibió una genuina clínica por parte del considerado mejor púgil del orbe. Las críticas sobre Álvarez fueron despiadadas.

Pero la posibilidad de resarcirse está frente a él, porque derrotar a Chávez Jr. le permitiría aumentar sus bonos ante la opinión pública, siempre y cuando sea con una buena exhibición.

Meta que también busca el Junior, porque el principal adversario de los protagonistas de la pelea del año son ellos mismos.

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